Hoy se celebra un doble aniversario: el 278 de su hallazgo en El Piligüín por dos humildes campesinos y el centenario de haber sido proclamada Patrona de Honduras, ocasión de doble regocijo para la feligresía católica.
Los preparativos para tan solemne festividad empezaron desde el 24 de enero y culminaron este día 3 de febrero, participando niñas(os), jóvenes, adultas(os) y personas de la tercera edad, unidas más allá de diferencias de clase, etnia o cultura, en un común propósito: honrarla, celebrarla, agradecerle todo lo que han recibido, merced a su infinita misericordia y bondad, sea devolviéndoles salud, bienestar, optimismo ante los retos de la existencia que han podido ser remontados, gracias a haber intercedido con Cristo Jesús, su Hijo.
Nuevamente, las oraciones de sus fieles también trascenderán lo personal para implorarle que la actual condición política y emocional que nos ha enfrentado y dividido sea finalmente superada, en aras de la armonía, concordia y pacificación. Ya no más enfrentamientos ni ideológicos ni personales, renunciando a la conflictividad para reemplazarla por la indispensable unidad, absolutamente necesaria para nuestra supervivencia como nación.
Igualmente, le pediremos por nuestras hermanas y hermanos migrantes afectados por las deportaciones masivas, que los desarraigan y trauman. Debemos recibirlos con las debidas oportunidades para su reinserción al hogar común de manera positiva para poder superarse en la tierra que debieron dejar atrás ante el desempleo, corrupción y violencia imperante.
Sabemos que la Virgen de Suyapa está con nosotros, como madre y maestra, que nunca nos abandona. Por nuestra parte, debemos siempre y en toda ocasión honrarla y agradecerle, modificando nuestras conductas con nosotros y con nuestros semejantes.
