Las constantes lluvias sobre varias regiones del país llegan con fuerza para recordarnos que Honduras es uno de los países más vulnerables del mundo, y que son muchos los retos que se tienen por delante para mitigar los daños que año con año, ya sean las sequías o las lluvias, causan a la población y a la economía.
El Índice de Riesgo Climático (IRC) de Germanwatch (2025) ubica a Honduras como el tercer país más vulnerable del mundo ante fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, tormentas, inundaciones, olas de calor y sequías, mientras que otros estudios lo sitúan como uno de los tres países más vulnerables al cambio climático a nivel global, mencionándolo incluso como “zona cero del cambio climático en América Latina”.
Los efectos de estos estudios son palpables para la población hondureña que año con año se enfrenta a graves sequías o intensos inviernos que agravan, en la mayoría de los casos, las condiciones de pobreza y pobreza extrema en la que viven.
Esta semana, las lluvias mantienen incomunicadas varias comunidades en la zona sur y occidental, mientras en Tegucigalpa se reportan inundaciones de calles, avenidas y viviendas, deslizamientos y caídas de árboles, entre otras emergencias que las autoridades debieron atender.
Informes de organismos de socorro señalan que en los últimos días el temporal que azota a gran parte del territorio nacional ha dejado cuatro personas fallecidas y una desaparecida.
No se puede desconocer que los gobiernos y la sociedad hacen esfuerzos para enfrentar la vulnerabilidad que afecta al país, pero que tales acciones todavía no son suficientes para minimizar los riesgos, el impacto económico y, lo más importante, preservar la vida de las personas que siguen viviendo en zonas de riesgo a lo largo y ancho del territorio nacional.