El Congreso Nacional se mantiene inactivo desde hace ya casi un mes, por la más que evidente incapacidad del presidente Luis Redondo de lograr consensos alrededor de varios temas de importancia nacional.
Y se achaca tal incapacidad al presidente del Legislativo porque, de acuerdo con el Reglamento Interior y la Ley Orgánica de ese poder del Estado, es el titular del Congreso Nacional el principal responsable de convocar a las sesiones y, haciendo uso de varias justificaciones, no lo ha hecho desde el 27 de agosto.
La razón principal por la que no lo ha hecho en esta ocasión sería la falta de consenso para la ratificación de tres préstamos internacionales, que la oposición se niega a aprobar argumentando que el gobierno los usará con “fines proselitistas” en un año electoral.
Y mientras esos consensos no se alcanzan, la parálisis tiene efectos concretos, principalmente en la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización (UFTF), popularmente conocida como la Unidad de Política Limpia, que espera la aprobación del presupuesto especial para la fiscalización de las campañas proselitistas, vital para asegurar la transparencia de los dineros utilizados en las campañas electorales.
Redondo llamó ayer a los miembros de la Junta Directiva y a los jefes de bancada a reuniones, no así al pleno de diputados, entre los cuales se gesta un movimiento para hacer una autoconvocatoria que ponga fin al prolongado receso.
Mientras los diputados no se ponen de acuerdo, el panorama sombrío sigue rodando en el Poder Legislativo, en donde lo único claro hasta ahora es que, a pesar de no sesionar, el pago de sus salarios y viáticos se mantiene al día, y que tal inactividad tampoco afectó a un grupo de 26 diputados que este mes se fueron a China a participar en seminarios sobre modernización y gobernanza.