Son inaceptables los atrasos registrados ayer a lo largo del proceso electoral interno de los partidos Liberal, Nacional y Libre, generando con ello un ambiente de incertidumbre y manipulación que ha puesto en precario la seguridad y la credibilidad de las elecciones y del ya endeble sistema democrático.
Ha sido inaudito ser testigo del retraso de la apertura de urnas, en algunos sectores por más de seis horas debido a la tardía entrega de las maletas electorales, actividad que según manda el artículo 272 de la Constitución es responsabilidad única y exclusiva de las Fuerzas Armadas, antes, durante y después del proceso.
Pasadas las tres de la tarde, la presidenta del organismo electoral, Cossette López, denunció en sus redes sociales que en varios sectores de la ciudad el proceso estaba paralizado.
Las manifestaciones y los enfrentamientos entre activistas tampoco se hicieron esperar. Observadores de la Red por la Defensa de la Democracia, en un avance del monitoreo que estaban realizando a nivel nacional, evidenciaron que los retrasos persistían -ya avanzada la tarde- en varios sitios, “lo que ha afectado gravemente el ejercicio del sufragio”.
La presidenta del organismo electoral no dudó en señalar que detrás de retraso, los errores de planificación deben asumirlos tanto los miembros del Consejo Nacional Electoral como las Fuerzas Armadas, responsables del traslado del material electoral hacia los centros de votación.
Lo sucedido obliga al Ministerio Público a actuar de oficio, con la agilidad que lo hizo tras la denuncia presentada por el candidato presidencial liberal, Salvador Nasralla, de fraude.
No pueden dar largas a una situación que ha opacado una elección altamente costosa para el pueblo hondureño y proceder a castigar a los responsables de todos los inconvenientes que han puesto en precario el proceso electoral interno.
