El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha informado que al menos cuatro reconocidos organismos internacionales serán debidamente acreditados para el proceso de observación de las elecciones generales de noviembre próximo, y que están pendiente de acreditación las instituciones nacionales.
Es una buena noticia conocer que los consejeros han avanzado en este propósito, pero más, que se garantiza que las elecciones serán observadas por personal de instituciones especialistas en estos temas.
Solo queda esperar que la acreditación de los observadores nacionales no abra una nueva fisura al interior del CNE, organismo que está llamado a facilitar la observación, sin cortapisas.
La participación de los observadores nacionales e internacionales es fundamental porque da confianza a la ciudadanía de la transparencia y la legitimidad del proceso y que las elecciones se realizan conforme a los estándares democráticos.
En nuestro caso, en julio pasado visitó el país la Misión de Observación Electoral de la OEA, que concluyó: “Honduras merece que las elecciones se den en un ambiente de tranquilidad y respeto, con una campaña centrada en propuestas que beneficien a la ciudadanía”.
En el contexto de confrontación que se perfila se desarrollarán las elecciones de noviembre, el proceso de veeduría será crucial para garantizar la transparencia y la confianza en el proceso, asegurando con ello que los resultados de la elección no serán alterados y reflejarán la voluntad del electorado.
Pero aparte de la tarea que vendrán a hacer los observadores internacionales, la obligación de la ciudadanía hondureña es convertirse también en un veedor, fiscalizador del proceso en todas y cada una de las Juntas Receptoras de Votos en todo el territorio nacional, y garantizar así que la voluntad del electorado expresada en las urnas será respetada