Sí, con más pena que gloria el general Roosevelt Hernández dejó ayer la jefatura del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras, posición desde la cual puso en precario la apoliticidad de la institución castrense que manda la Constitución de la República y protagonizó fuertes ataques a periodistas y medios de comunicación.
La gestión de Hernández al frente de la institución castrense sin duda que pasará a la historia por sus polémicas posiciones en temas políticos y su cuestionado rol en las elecciones internas de los partidos políticos en marzo de 2025 y las elecciones generales del pasado 30 de noviembre.
Sus enfrentamientos con la prensa marcaron los picos más altos de su conflictiva gestión, tras acusar a un grupo de periodistas y medios de “sicarios de la verdad” y promover acciones ante el Ministerio Público para exigir la revelación de sus fuentes de información utilizadas para publicación de reportajes sobre irregularidades en la institución.
Tan solo horas antes de dejar su cargo, un informe de la misma inteligencia militar reveló el malestar del oficial porque sus subalternos repelieron una manifestación de militantes del partido Libre en las afueras del Centro Logístico Electoral y amenazó con darles de baja a los oficiales que no les permitieron a los colectivos tomarse el sitio con el único fin de torpedear los escrutinios especiales que ahí se debían realizar. Les llamó “imbéciles”, señala el documento, por no entender que sin el escrutinio la declaratoria de las elecciones quedaría en manos del Congreso Nacional.
Hernández pasará ahora a ocupar, al menos por un mes, la titularidad de la Secretaría de Defensa, según anunció ayer la presidenta Castro.
Deja en manos del nuevo jefe castrense, el general Héctor Valerio Ardón, la tarea de recuperar y garantizar el rol que la Constitución de la República manda a las Fuerzas Armadas.