Las estadísticas no son nada alentadoras y reflejan que podríamos estar a las puertas de una nueva crisis sanitaria por el avance de casos del gusano barrenador a nivel nacional si desde ahora no se toman -o se profundizan- las acciones necesarias para frenar su avance y asegurar con ello que no seguirá afectando a más personas y animales en el país. La amenaza continúa latente.
Según las estadísticas, Honduras ya suma más de 25 casos en humanos, un fallecido y más de 5,000 animales infectados en el país.
Todo sucede en medio de una emergencia sanitaria decretada por el gobierno hondureño el año pasado debido al incremento de casos del gusano barrenador del ganado en el territorio nacional.
Aunque todavía no hay cifras del impacto de este mal, sin duda que el mismo será fuerte para quienes se dedican a la ganadería, uno de los sectores más dinámicos de la economía nacional; por la muerte de animales, la reducción de la productividad e, incluso, el costo del manejo veterinario de los casos detectados, así como de los sistemas sanitarios nacionales que deben prepararse para atender los casos que se registren en humanos que laboran en el mismo, que están expuestos a ser infectados.
Como ya lo expusimos anteriormente en este espacio, ante el incremento de casos se deben profundizar las acciones que ya se están ejecutando para evitar los daños.
Reforzar la vigilancia epidemiológica, la educación sanitaria y el control en las fronteras son solo algunas de las acciones a emprender en este proceso, en el que se debe contar con la participación activa de los trabajadores y las comunidades que tienen en la ganadería su principal sustento.
Ante el aumento alarmante de casos, la batalla contra este gusano no admite treguas, sino que acciones concretas que garanticen la salud y la continuidad de esta importante actividad económica.