Un meme hecho realidad

Un Premio Nobel de la Paz para la avariciosa aspiración de Corina Machado deshonra el propósito de su fundador

  • Actualizado: 17 de octubre de 2025 a las 00:00

Cuando supe la primera noticia de que le habían dado el Nobel de la Paz a Corina Machado, pensé aliviado que sólo era un meme. En serio. No hace muchos días, entre la abrumadora carga infecta de información y desinformación que viene de todas partes, llegó una imagen de esta señora con el galardón y un Donald Trump mirándola rencoroso. Pero, como en una mala película de terror brumoso, el chiste se volvió siniestro.

Si no fuera por la sociedad confrontada y los ideológicamente enceguecidos, coincidirían hasta los de derechas -y los pancistas derechizados y derechizoides- que este reconocimiento merece otros nombres, otras personas u organizaciones que arriesgan solidarios sus vidas en este mundo conflictuado, y no una política ambiciosa con irrefrenables ganas de poder para a saber qué cosas, que envuelve en nebulosa incluso el origen de su fortuna.

Lo saben hasta en Washington, donde han exigido cuentas por las aportaciones millonarias a su organización “Súmate”, como la de la National Endowment for Democracy (NED), o de un “lobby” estadounidense, o de empresarios venezolanos en el extranjero... bueno, tantas supuestas irregularidades que no caben aquí ni es el tema de discusión.

Un obituario prematuro conmocionó a Alfred Nobel: asociaba su nombre a la guerra y destrucción, “el mercader de la muerte”, por la invención de la dinamita que, además, lo hizo millonario. Decidió, entonces, dejar el 94% de su dinero para premiar a quienes se distingan por el bien de la humanidad en física, química, medicina, literatura y paz. Dice su testamento que será para quienes contribuyan “al hermanamiento de los pueblos y la abolición de los ejércitos”.

Es decir, es una insultante contradicción al espíritu de Nobel la petición de Corina de una invasión militar a su país por un ejército extranjero, que dejaría miles de muertos; o el apoyo a las sanciones económicas que escasearon alimentos y medicinas a sus compatriotas y causaron una masiva emigración; además, ofrecer a potencias foráneas el petróleo, el gas, los minerales.

Su problema con el gobierno venezolano es un asunto político que se resuelve con política interna, claro, si tuvieran una oposición más inteligente y decente, y no con una actitud guerrerista y de entreguismo que sólo divide, inflama el conflicto y lleva un indecible sufrimiento a la población.

Un Premio Nobel de la Paz para la avariciosa aspiración de Corina Machado deshonra el propósito de su fundador y la convierte en un arma geopolítica más que un reconocimiento a una labor humanitaria auténtica.

Este año hubo 338 nominaciones al Premio Nobel de la Paz: 244 personas y 94 organizaciones. ¿No había ninguna mejor que Corina Machado? Desde luego que sí, muchas; grupos de voluntarios que dan sus vidas en las guerras de Sudán, Yemen o Gaza; o Médicos sin Fronteras, Reporteros sin Fronteras, la ambientalista Greta Thunberg y hasta el papa Francisco, por ejemplo.

Te gustó este artículo, compártelo
Últimas Noticias