Por estos días de la patria se dice mucho sobre lo que somos o lo que esperamos ser. Con un poco de imaginación y algo de la teoría del caos, podemos auxiliarnos de la omnipresente inteligencia artificial para mostrarle a la inteligencia natural cómo seríamos si no hubiesen truncado la efímera República Federal de Centroamérica o, como seguro le diríamos: RFC.
Durante 15 años fuimos un solo país, desde la frontera con México hasta la de Panamá. El plan -justo cuando iniciaba la Revolución Industrial en Europa- era modernizar la economía, impulsar el comercio y la educación liberal, laica y progresista. ¿Y qué creen? Los mismos de siempre y sus conflictos ideológicos: liberales enfrentados a conservadores y con una espantosa guerra civil lo incendiaron todo, dividiéndonos en cinco pequeños países que no prosperaron en dos siglos.
Por inevitable curiosidad, preguntamos a la IA cómo sería ahora el gran país Centroamérica por el que asesinaron a Francisco Morazán. Claro, más grande, fuerte, quizás con más justicia social y prosperidad. Nuestra gran nación tendría un peso económico, influencia política e interés geopolítico; nada que ver con lo que apenas representamos hoy.
Nuestra RFC tendría 523 mil kilómetros cuadrados -más grande que España y Tailandia-. Con 54 millones de habitantes seríamos el tercer país más poblado de Latinoamérica, sólo por debajo de Brasil y México.
Imaginemos recorrer el territorio sin fronteras y presumir cada lugar espectacular que tiene la región.
Alucinemos con nuestro PIB: sumaríamos 410 mil millones de dólares al año o más, como Malasia o Sudáfrica. Nuestro mercado común y moneda única serían tentación para la inversión extranjera, y creceríamos fuertes en producción de café, bananos, azúcar, energía y a saber cuántas cosas más con lo atractivo que tendríamos. Nuestra economía podría igualar a Perú y Chile.
La ubicación clave entre dos océanos y el paso invariable entre América Norte y Sur nos haría imbatibles en negociaciones. Un mercado interno grande fortalecería las industrias locales, las cadenas de valor regionales y la logística internacional. Ya no seríamos debiluchos en acuerdos con Estados Unidos o la Unión Europea y hasta integraríamos el G20 y los BRICS Plus como miembros influyentes.
Poniéndonos más intensos, la IA dice que en fútbol destacaríamos, con 400 jugadores de alto nivel, estadios, patrocinios y varios equipos fuertes; no sería pretencioso pensar en el nivel de la liga mexicana o la MLS; y la selección nacional ni digamos.
Si alguien creyera que la anhelada integración se pudiera dar, no sería ahora. Basta recordar el liderazgo local entre dirigentes sociales, empresariales, profesionales, gremiales y políticos -salvando un par de personas-, hay muchos delirantes por el poder, escasa visión de país, nada estadistas, payasesca, codicia, corrupción, crimen organizado, ignorancia. Estamos fritos