Ni se humillan ni doblegan

Lula y Sheinbaum mantienen posturas firmes y dignas ante Trump, defendiendo la soberanía sin ceder ante presiones ni sanciones comerciales o políticas

  • Actualizado: 06 de agosto de 2025 a las 00:00

Tanto el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, como la gobernante de México, Claudia Sheinbaum, al frente de los destinos de las dos naciones latinoamericanas más pobladas e influyentes a escala regional y global, mantienen actitudes dignas en sus relaciones diplomáticas y comerciales con su colega estadounidense, Donald Trump. Este, recién ha impuesto 50% de tarifa a varias, no a todas, las exportaciones brasileñas y sanciones al magistrado de la Corte Suprema Alexandre de Moraes, quien tiene a su cargo el juicio penal contra el exmandatario Jair Bolsonaro (2019-2023), quien en actitud mimética respecto a Trump, al igual que este, desconoció su derrota electoral a manos de Lula, incitando a sus seguidores a la rebelión y destrucción de edificios federales, cortejando al Ejército a un golpe de Estado.

El exmilitar y diputado brasileño -populista de extrema derecha, racista, homofóbico, misógino-, respaldado por las iglesias evangélicas pentecostales, sectores castrenses y grandes latifundistas “expresa el ascenso de una nueva derecha radical o extrema derecha, a partir de la legitimación de valores abiertamente antidemocráticos y jerárquicos, la visibilización de un fascismo social que... propone la eliminación del otro diferente, así como una vuelta radical a los dualismos patriarcales tradicionales y desigualitarios”: (Maristella Svampa. “Posprogresismos, polarización y democracia en Argentina y Brasil”. Nueva Sociedad, no. 282, julio-agosto 2019, p. 133). Adicionalmente es acusado de conspirar para asesinar a Lula y a Moraes.

Tanto Trump como Bolsonaro comparten similares visiones político ideológicas. El primero defiende públicamente al segundo, acusando al juez brasileño de persecución política “lo que amenaza la seguridad nacional, política exterior y económica de los Estados Unidos”, exigiendo que se retiren las acusaciones.

Los intentos de diálogo por parte de Lula no encontraron receptividad de su contraparte, lo que lo motivó a declarar: “La motivación política que subyace a las medidas contra Brasil viola la soberanía nacional y la relación histórica entre ambos países”. “El Supremo Tribunal de un país tiene que ser respetado no solo por su propio país, también por el mundo”. “Creo que es importante que el presidente Trump lo tenga en cuenta: si quiere tener una pelea política, tratémoslo como una pelea política; si quiere hablar de comercio, sentémonos y hablemos de comercio, pero no se puede mezclar todo”. “Yo trato a todos con gran respeto, pero deseo ser tratado con respeto”.

Respecto a las complejas relaciones con México, que incluyen aspectos comerciales, migratorios, narcóticos, la primera dama en acceder a la presidencia de su patria ha mantenido actitudes corteses pero dignas con su contraparte estadounidense, lo que ha contribuido a que Washington haya pospuesto por 90 días la imposición de aranceles a las importaciones procedentes del vecino sureño.

Tanto Lula como Sheinbaum deben proteger los intereses nacionales de sus respectivas repúblicas con inteligencia y prudencia para no provocar represalias desmesuradas y asimétricas, pero sin por ello claudicar ante las pretensiones y veleidades del actual inquilino de la Casa Blanca

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