Sus dirigentes piensan que será la gran marcha de la cristiandad, cuando se conjunten en Tegucigalpa católicos y evangelistas aunados por el deseo de una paz social que nos rehúye, no tanto porque estemos condenados a vivir en crisis sino porque la calidad humana de muchos dirigentes de los cuadros políticos presentes en la escena patria son basura cultural e ideológica.
Con todo y los errores que cometieron desde el antiguo poder, ninguno de los postulantes que aspira a gobernar a la nación presente guarda diez pulgadas de semejanza con figuras de la talla de Ramón Villeda Morales e incluso el conservador R. L. Callejas, para no citar faros de luz histórica cual fueron Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa en el siglo XIX. Peor si visualizamos más atrás: Dionisio de Herrera, Valle, Morazán. Es obvio deterioro que luce indetenible.
Ahora se les suma el patriarcado religioso, que por muy siglo XXI en que vivamos atesora obsoletos principios de dominio espiritual a los cuales es afecto por el manejo de cerebros humanos, a que así accede como igual a sus carteras. El día en que se cumpla el fin cívico de la laicicidad del Estado, entraremos a la civilización.
Pues nadie vive sin pasado. Si bien los actuales convocantes a la marcha de agosto puedan ser transparentemente honestos, historia es la historia y hace dudar. Cuando se reclama autoridad moral para dirigir un mitin hay que revisar a tal autoridad desde el presente al pasado. ¿O acaso no es esa misma iglesia la que inventó y condujo las Cruzadas (1096-1270), en uno de cuyos escenarios, el de los sultanatos musulmanes y luego turcos, degollaron judíos, mahometanos e infieles por miles de miles en una “purificación divina” inventada más bien por causas económicas? Antioquía, Tiro, Corfú, se bañaron con sangre, no siempre guerrera, en nombre de dios.
Y cuando la Edad Media, ¿qué organización espiritual (ideológica) si no el catolicismo interrumpió el desarrollo de la modernidad con prejuicios, leyendas, y superstición, fábulas, pecados, contriciones, bulas, perdón de los pecados a cambio de dinero? ¿Y qué entidad es la que desde el año uno de Cristo inspiró y fortaleció el antisemitismo? En América, ¿quién quemó códices indígenas y apoyó la brutal conquista guerrera? Y en la España reciente, ¿cuál fue el más fuerte baluarte y soporte para la dictadura de Franco, cuyos 250 mil cadáveres de víctimas continúan siendo buscados y desenterrados? Y cierto exmilitar brasileño de extrema derecha, racista, homofóbico, misógino, apellidado Bolsonaro, ¿no es a quien respaldan incluso hoy las iglesias evangélicas pentecostales? ¿O no fueron ambas iglesias las que celebraron y justificaron en Honduras el golpe de Estado en 2009? Estos desde luego que no son los mismos de ayer, pero ¡cuánto se le parecen!
Svampa, citado por Mario Argueta, revela que actualmente “ocurre el ascenso de una nueva derecha radical o extrema que procura legitimar valores abiertamente antidemocráticos y jerárquicos, más un fascismo social que propone eliminar al otro diferente en una vuelta radical a los dualismos patriarcales tradicionales y desigualitarios”. (Nueva Sociedad, N°. 282). Cuida, entonces, por quién vas a orar en la marcha, si por ayer o el mañana...
