La CICIH, el circo de los corruptos

El tiro de gracia a la CICIH llegó en medio del acostumbrado circo legislativo en el Congreso Nacional, en una sesión dirigida por su directiva ilegal

  • Actualizado: 23 de junio de 2025 a las 00:00

El tiro de gracia a la CICIH llegó en medio del acostumbrado circo legislativo en el Congreso Nacional, en una sesión dirigida por su directiva ilegal, que pretendió aprobar una Ley Especial para la instalación del mecanismo anticorrupción, pero evadiendo las verdaderas exigencias de las Naciones Unidas.Como era de esperarse, este intento fue rechazado por los demás congresistas, mientras el discurso de culpa ya estaba construido por el oficialismo, que, ante su incompetencia, introdujo en su narrativa a la oposición como el principal detractor de la instalación de la CICIH en Honduras.Ahora bien, mientras la pantomima avanza, también lo hace la impunidad, el abuso de poder y el cinismo político, porque la corrupción no es un delito, sino un sistema institucionalizado que ha reducido la CICIH a un instrumento o carta de juego para la clase política.Sin embargo, pública y descaradamente se visten de héroes anticorrupción, abanderando la CICIH como si fuese su propia obra, en un entramado donde los ladrones piden más policías, pero solo para vigilar la casa del vecino, cuando sus nombres también resuenan en escándalos de malversación, contratos amañados y desfalcos millonarios.Por otro lado, no es casualidad que el gobierno del “socialismo familiar” hable de transparencia mientras bloquea el acceso a información pública. Tampoco es casual que exijan “mano dura” contra la corrupción, pero solo cuando les conviene para ajustar cuentas con adversarios, como si la CICIH se tratara de un tribunal selectivo donde se persigue a los enemigos del poder, pero nunca a los dueños de este.Además, esa historia donde las comisiones internacionales terminan siendo manipuladas por las élites locales ya la hemos visto. ¿De qué sirve traer expertos extranjeros si los jueces y fiscales domésticos siguen siendo títeres de los partidos? ¿O de qué vale investigar si al final los “grandes peces” quedan impunes?Si de algo estamos seguros es que, sin autonomía e independencia real, la CICIH no sería legítima, ya que una investigación basada en el partido político o la influencia del implicado sería otro engaño más. En tal escenario, los corruptos se disfrazan de jueces y el pueblo sigue pagando la función.Por lo tanto, el gran desafío no es solo crear la Comisión, sino garantizar que no sea cooptada por los corruptos de cuello blanco. Porque, en lugar de ser una herramienta genuina de rendición de cuentas, la farsa seguirá en un país donde la impunidad es ley y la corrupción es el verdadero sistema de gobierno.

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