Hacia un mundo multipolar

La lucha por el poder está destruyendo la institucionalidad que en el pasado delineaba la democracia occidental”

  • 17 de julio de 2025 a las 00:00

“El fin de la historia y el último hombre” es un libro del escritor norteamericano Francis Fukuyama escrito en 1992. De manera tajante Fukuyama expone que la historia como lucha ideológica ha terminado, ha triunfado la democracia liberal tras el fin de la Guerra Fría como efecto de la caída de lo que se conoció como la Unión Soviética. De manera ideal, el escritor mencionado aseguraba que han terminado las guerras y las revoluciones sangrientas.

No han pasado ni cuatro décadas de los vaticinios del mencionado escritor cuando la democracia liberal está hecha añicos. Los procesos electorales, la alternabilidad en el ejercicio del poder, los pesos y contrapesos y la división de poderes, son aspectos que están perdiendo los espacios habituales en la democracia liberal. La lucha por el poder está destruyendo la institucionalidad que en el pasado delineaba la democracia occidental.

Sin ser un planteamiento claro de Fukuyama, las promesas económicas de las élites en los países ricos y pobres -basadas en el neoliberalismo- presagiaban un crecimiento económico más dinámico y con beneficios para los más pobres. Esas promesas han resultado un fracaso. Ante el descalabro de la libre circulación de mercancías, Donald Trump impone un proteccionismo gravando las mercancías con aranceles que han venido a distorsionar los mercados.

Como contrapartida, toma más fuerza un bloque de naciones aglutinados en los BRICS, con la presencia de países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Es un bloque basado en la idea de un desarrollo inclusivo para todos sus integrantes, prácticas transparentes y democráticas, con estándares elevados y con la idea de un desarrollo sustentable en el tiempo y en el espacio. Este es un bloque que crece con la incorporación de nuevos miembros, a pesar de las amenazas de Donald Trump de sancionar a los países socios con aumentarles los aranceles. Demás está decir que los aranceles están siendo utilizados para amenazar y chantajear a países como Brasil, pretendiendo que ese país suspenda acciones judiciales promovidas contra el expresidente de esa nación, Jair Bolsonaro, lo cual es una intromisión en los asuntos de otros Estados.

En la cumbre de los BRICS, los días 6 y 7 del presente mes en Brasil, bajo la consigna de “Fortaleciendo la cooperación del sur global para una gobernanza más inclusiva y sostenible”, después de las deliberaciones emitieron una declaración, donde reconocen la necesidad de contribuir con las Naciones Unidas para que se convierta en un instrumento útil para el establecimiento de una paz duradera, cuestión que será posible impulsando reformas más inclusivas, fomentando un diálogo efectivo para contribuir en el desarrollo de la entidad y de esta manera fortalecer su posición en la solución de problemas acuciantes de salud y educación de millones de personas en el mundo. Se trata de darle vida a una organización que, como parte de la crisis planetaria, ha perdido su rumbo, convirtiéndose en lo que decía el viejo rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, que solo sirve para “celebrar cumpleaños y enterrar a los que se mueren”.

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