Francisco, el papa que habló sin tapujos

Puede ser que no haya logrado promover todos los cambios deseados para la iglesia católica, pero el papa Francisco deja un gran legado: cero tolerancia a los abusos sexuales, defensa del medio ambiente y repudio a la corrupción, discriminación y la pobreza

  • 25 de abril de 2025 a las 13:09

Hablaron
El primer papa Latinoamericano se ha ido. Francisco murió a los 88 años y después de un pontificado de 12 años, deja para la posteridad un ejemplo de humildad con firmeza para enfrentar y defender las causas que consideró justas. Habló con valor y dijo sin tapujos cosas que algunos de sus antecesores prefirieron ignorar o, al menos, callar. Fue sin duda un papa que decidió hablar.

No fue un papa neutral. Fue un papa comprometido con ciertas causas. No hablaba desde Roma, lo hacía con la conciencia de aquel sacerdote de Buenos Aires que llevaba en su mente y corazón a la gente que conoció entre villas, migrantes y en condición de pobreza. Fue siempre sensible a los conflictos sociales y por eso resuena una frase que dijo en su viaje a Bolivia, desde donde denunció que “se ha globalizado la indiferencia” entre nuestras sociedades.

Siendo Francisco hijo de migrantes italianos que encontraron en Argentina el refugio para emprender una nueva vida, tuvo siempre a quienes necesitan migrar en el foco de su atención. Cuando Donald Trump anunció su brutal represión contra los migrantes en Estados Unidos, no tuvo tapujos para decir que “no se trata solo de migrantes, se trata de humanidad. Lastiman la dignidad de muchos hombres”. No era simple compasión, hablaba de justicia. Nunca se sintió cómodo cuando a los migrantes se les estigmatizaba como “criminales” o “delincuentes”.

Algo que sorprendió al mundo fue su postura en torno a la crisis ambiental que afecta al planeta. Él habló de la “ecología integral” y llegó más lejos, pues introdujo la agenda ambiental en la iglesia católica. Los expertos en el tema califican su encíclica “Laudato Si, como uno de los textos más revolucionarios en lo que va del siglo XXI. Censuró la “cultura del descarte” y recordó que “todo está conectado” en el planeta. Para él, estaba claro que “la Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un depósito de porquería”. Para Francisco, “no solo hay que cuidar los árboles y la Tierra, debemos cuidar también de los pobres”. Su visión ambiental era contundente: “Nuestro hogar común está siendo saqueado, destrozado y dañado con impunidad”.

El perfil de Francisco le presenta siempre del lado del débil, del pobre, del necesitado y marginado. Siempre se mostró. comprometido. Sus mensajes y actuar le presentaron como alguien coherente entre palabra y acción. Desde el primer día vivió con humildad en el Vaticano, sin los lujos que rodearon a anteriores papas. Otra vez, sus frases sobre la pobreza muestran la sensibilidad que desarrolló durante su formación como jesuita y el pensamiento que le acompañó hasta la muerte: "¡Cómo me gustaría una iglesia pobre para los pobres!", dijo pocos días después de asumir el cargo de mayor jerarquía dentro de la iglesia católica. Al referirse a países en África, Asica y América Latina, expresó que "la pobreza es un escándalo”, censurando que sociedades y gobiernos permitan esta situación dramática y evidente.

Soy de los que piensa que no logró grandes avances en profundizar cambios en la curia de la iglesia, pero al menos inició una tarea que deja ahora como un pendiente para su sucesor.

Sin duda el tema más sensible que debió enfrentar fue el de los abusos sexuales de sacerdotes o autoridades de la iglesia contra menores. Algunos quisieran que hubiera hecho más, pero al menos habló y actuó. Creó la Comisión Pontifica para la Protección de Menores y promovió con éxito la creación de mecanismos de denuncia más eficaces. Tuvo el valor de pedir perdón en nombre de la iglesia: “los abusos a menores son la vergüenza y humillación de la iglesia”. No dejó dudas de su compromiso con la justicia social, la dignidad humana, la protección del planeta y la denuncia de estructuras de poder opresivas.

Sobre estas últimas y específicamente en torno a la región latinoamericana, señaló concretamente los casos de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Sobre Daniel Ortega en Nicaragua, país en donde se llegó a encarcelar a un Obispo, dijo lo siguiente: “No me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige el país. Es como traer una dictadura del 1917 o hitleriana de 1935”. Sobre las dictaduras llegó a decir que “no respetan a las personas y crean situaciones inhumanas, atropellando todas las libertades”.

No era ajeno a la realidad que viven la mayoría de los países latinoamericanos con la corrupción que invade a casi todos los gobiernos: “la corrupción es la gangrena de un pueblo”, dijo en un discurso en el que señaló que esa “enfermedad” es responsable también de promover pobreza en nuestros pueblos.

Por último, tuvo una voz de paz en medio del ruido y muertes que provocan las armas. Sobre Ucrania dijo que “la guerra es una derrota para la humanidad” y sobre Gaza censuró tanto a Israel como Hamás.

El adiós a Francisco debe ir acompañado de un “gracias por hablar sin tapujos”.

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