El Congreso Nacional y la corrupción

"El Congreso Nacional está convertido en una industria de leyes para blindar la corrupción"

  • 20 de septiembre de 2025 a las 00:00

En Honduras, el Poder Legislativo se ejerce por un congreso de diputados, la calidad del Congreso tiene su causa, depende directamente de la calidad moral, ética y profesional de los diputados que lo conforman.

De ellos emana la ley, y de su conducta viene el ejemplo. Si los diputados guardan en sus corazones la corrupción, lo que darán al pueblo será perversidad. Si en sus bocas habitan la mentira y el engaño, entregarán frustraciones. Si son ladrones, robarán sin contemplaciones la hacienda pública.

Y si son narcotraficantes, legislarán para sus intereses, blindarse de la justicia y perpetuar la impunidad.

En el Congreso Nacional de Honduras ha habido usurpadores, corruptos y narcotraficantes como presidentes, vicepresidentes, secretarios, y en los otros cargos directivos, cómplices, igualmente miembros de todas las bancadas.

El Congreso Nacional es el lugar donde debería construirse justicia, respetar la Constitución y proteger la democracia. Pero, en las curules, no vemos diputados dignos, sino mercaderes de conciencias, hombres y mujeres que deberían legislar para el bien común, se dedican a legislar para sí mismos, para sus negocios oscuros, para carteles de narcotráfico, para mafias de la corrupción. Haciéndolo con cinismo, riéndose de un pueblo cansado que apenas sobrevive en medio de pobreza, desempleo e injusticia.

No hay lealtad en los diputados, traicionan a sus votantes, traicionan a sus partidos y traicionan a Honduras.

Se disfrazan como defensores del pueblo en campaña electoral, pero apenas pisan el Congreso Nacional, cambian de bando, de camiseta y de discurso. Saltan de un partido a otro, no son representantes del pueblo, son mercenarios del poder.

El Congreso Nacional está convertido en una industria de leyes para blindar la corrupción, aprueban decretos para encubrir delitos, impedir que la justicia investigue, garantizar impunidad a saqueadores de la hacienda pública. Eso es delincuencia legislativa.

La corrupción en Honduras no es un accidente, es un sistema cuidadosamente diseñado y protegido desde el Congreso Nacional. Y es precisamente ahí donde se debe empezar a romper las cadenas.

El elector no puede votar con fanatismo ni con sentimentalismo partidario, debe votar con memoria y con dignidad.

El elector debe reaccionar contra la corrupción, no basta quejarse, es necesario evitar que los corruptos lleguen al Congreso. Porque una vez allí, para sacarlos hay que esperar la siguiente elección. Y mientras tanto, esos diputados manchados de corrupción nombran funcionarios cómplices en la Corte Suprema de Justicia, Ministerio Público, Tribunal Superior de Cuentas, Procuraduría General, Consejo Nacional Electoral, Fuerzas Armadas. Es decir, si los electores eligen corruptos, lo que tendrán es un Estado corrupto.

Los electores deben rechazar el voto en plancha, deben investigar y seleccionar para votar y elegir Diputados, hombres y mujeres libres, revestidos de moralidad y ética, enemigos de la corrupción.

¡Basta de corrupción! Estamos hartos. La misericordia de Dios sea sobre Honduras y su pueblo. Queda Planteado.

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