El abril de Vargas Llosa

El español conoció muchas de sus fronteras y algunos de sus puntos más altos en las manos de este grandioso autor”

  • 22 de abril de 2025 a las 00:00

En abril, en el mismo mes que se conmemora el Día del Idioma Español y el Día Internacional del Libro dejó este mundo físico Mario Vargas Llosa.

Con su muerte la literatura latinoamericana cierra, por lo menos simbólicamente, un ciclo muy importante: el “boom” latinoamericano, y digo simbólicamente porque en cuanto a producción literaria ese ciclo había comenzado a cerrarse desde hace un buen puñado de años.

Como es lógico, la muerte del último escritor en nuestra lengua al que se le entregó el Nobel de Literatura (2010) ha generado muchísimo contenido en medios de comunicación. Han vuelto a salir las anécdotas y las referencias a su literatura.

A mí lo que más me ha llamado la atención es cómo se ha hablado muchísimo de sus posturas políticas, creo que incluso más que de su literatura, aunque me faltan datos. Pero digo hablar esencialmente de su literatura. De manera muy particular a mí no me ha gustado ese abordaje que se le ha hecho a su vida y obra, esencialmente porque pienso que su obra literaria es lo suficientemente valiosa y da de sobra para hablar de ella. Se podría organizar un seminario de semanas sobre su trabajo narrativo.

Y no culpo a quienes han removido su vida política, era un intelectual que se interesaba por esos temas y tuvo, como muchos sabemos, un recorrido político en su país. Pero ese no es el punto, sino que aquello por lo cual fue reconocido como uno de los más grandes en nuestra lengua, por su obra literaria.

Vargas Llosa es de esos autores cuya obra lleva la lengua hasta sus límites y sus últimas consecuencias. El español conoció muchas de sus fronteras y algunos de sus puntos más altos en las manos de este grandioso autor.

En este mismo espacio y siempre para esta época he afirmado que la belleza de nuestra lengua se encuentra en toda la variedad que nos proporciona, incluyendo aquellas formas menos aceptadas, pero este año, a propósito de los acontecimientos quisiera decir que esa es una cara de la moneda, en la otra está el trabajo que realizan los autores, en este caso Mario Vargas Llosa, que son capaces de mostrarnos una belleza que cotidianamente no encontramos y necesitamos que un autor nos la muestre, como quien se saca una joya de la bolsa del pantalón y nos la pone en la mirada.

Ojalá que en los salones de clases o cualquier espacio académico, quienes lideran los procesos de formación sean capaces (o más que sean capaces, que tengan la voluntad) de mostrar a este autor desde la experiencia de lectura más esencial, lejos de los academicismos o enciclopedismos, no con datos sacados de internet ni fechas ni nombres o argumentos de libros vacíos. Además, Vargas Llosa cuenta una América Latina muy interesante; digna, como fue y como es, de ser contada.

Y así tal vez detrás de él o paralelo a él o antes de él, se hable de los otros y las otras autoras que han florecido en América Latina. Ellos y ellas constituyen una voz tan particular que, entre todas las que conforman la literatura universal, es inconfundible.

Por cierto, también es necesario aclarar al público en general, que la literatura latinoamericana no se quedó en el «boom», hay más y muy bueno después de ese momento histórico.

Y debo decir además que más allá de todos los actos escolares y académicos, y de todo lo que rodea estas fechas literarias, para mí este de 2025 será el abril de Vargas Llosa

Josué R. Álvarez
Josué R. Álvarez
Escritor y docente

Autor de “Guillermo, el niño que hablaba con el mar”, “Instrucciones para un taxidermista” y “De la estirpe del cacao”. Ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, el Concurso de Cuentos Cortos Inéditos “Rafael Heliodoro Valle” y el Premio Nacional de Poesía Los Confines.

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