No sorprende que el virus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad infecciosa covid-19 continúe presentándose con exacerbaciones y remisiones. Ocurre con muchos virus (estos son proteínas que utilizan la maquinaria genética del ser humano para reproducirse), tanto más se multipliquen, mayor es la posibilidad de mutación, dando lugar a variantes que pueden convertir el virus más o menos transmisible y/o virulento.
Cuatro variantes han circulado internacionalmente desde enero del presente año. La variante actual bajo vigilancia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la NB181 descendiente de la XDV151 que, al igual que sus predecesoras, es altamente transmisible pero no virulenta; no obstante, en personas de la tercera edad y en aquellas con enfermedades crónicas debilitantes puede terminar en fatalidad, como ya lo estamos viendo actualmente con al menos siete defunciones, según ha informado el director de Vigilancia de la Sesal. La OMS en su último informe epidemiológico indica que en la semana del 30 junio al 6 de julio del presente año, 52,470 muestras respiratorias fueron examinadas en 84 países, de estas, 1,881 (3.6%) resultaron positivas por el mencionado virus. Sin embargo, cuando esta información se analiza por regiones revela lo siguiente: Europa 10%, Sureste de Asia 8.6%, el mediterráneo oriental 5.8% y el continente americano 2.8%.
Al analizar la información de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre el continente americano por regiones, encontramos que la mayor positividad del SARS-CoV-2 en la Semana Epidemiológica (SE)#29 (mitad de julio) ocurre en el Caribe con 12.6% seguida en el mismo período por Centroamérica con 8.8% e identificando a El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá con tendencia al incremento de casos, predominando Honduras sobre los mencionados. Según la Sesal (boletín epidemiológico, SE#27), después de varios meses de baja incidencia; a partir de la SE#24 comienza a observarse un incremento importante de casos (24) llegando a 44 casos en la SE#27; acumulando un total de 261 casos en las primeras 27 semanas del 2025. Según la autoridad de Vigilancia de la Sesal, en las últimas dos semanas se ha observado un incremento de casos del 85%. Frente a este virus con alto grado de transmisibilidad y potencial letalidad, las tendencias anotadas, no deben subestimarse.
Hasta noviembre de 2024, la OMS nos aporta el dato que la pandemia de covid-19 dejó 704,753,890 casos con 7,010,681 muertes en el mundo. Con tal contexto histórico, y dado que el virus vino a quedarse, es decir, se volvió endémico, mostrando brotes estacionales muy similares al virus de la influenza, resultaría irresponsable no tomar las medidas pertinentes para su prevención y contención. De ahí que las recomendaciones de la Sesal, que están en línea con la obligación constitucional del Estado de proteger la salud de los hondureños y las disposiciones del código sanitario, resultan prudentes y oportunas, como bien se hace con otros brotes tales como
el dengue y las reemergentes tosferina y miasis (gusano barrenador).
La Sesal, institución rectora de la salud en nuestro país, ha recomendado a la población el uso obligatorio de mascarilla en hospitales y clínicas; opcional cuando las personas anticipen que entrarán en grandes conglomerados como mercados, centros comerciales, conciertos; distanciamiento físico, higiene de manos y vacunación para personas de alto riesgo. La Sesal también recomendó el teletrabajo desde el hogar e instrucción educativa virtual para proteger a los niños.
En ningún momento se ha anunciado prohibición para reuniones. De ahí que politizar las medidas preventivas de salud pública resulta no solo pérfido sino también temerario, imprudente y antiético
