“Cambio de régimen” (I)

"Eufemismo para golpes de Estado y cambios de régimen, estrategia de EE.UU. para controlar gobiernos, recursos y rutas, usando fuerza, diplomacia y aliados en todo el mundo"

  • Actualizado: 25 de junio de 2025 a las 00:00

Eufemismo por golpe de Estado, cruento o incruento. Estrategia utilizada por el gobierno de una nación cuando considera que las autoridades supremas de otro país son adversas a sus intereses oficiales, a los de sus inversionistas cuando peligran de ser sometidas a controles o expropiaciones por los países anfitriones; a los de sus aliados, por razones ideológicas, para el control de recursos naturales estratégicos y rutas de navegación, para desplazar la influencia de naciones europeas en Centroamérica y las Antillas. Ya en 1823 había emitido la Doctrina Monroe advirtiéndoles de “América para los americanos”.

Se trata de inmiscuirse en los asuntos internos de otro Estado, sea mediante el uso de la fuerza y/o de la diplomacia, aliados sus servicios de inteligencia con sectores opositores del gobierno a ser reemplazado, combinando recompensas materiales: sobornos con amenazas, envío de tropas, bloqueo de acceso a los entes financieros Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial.

Cuando un gobierno aliado se tambalea y su estabilidad está en peligro de colapsar ante insurrecciones populares, tal el caso de Nicaragua bajo los Somoza, finalmente desalojados en 1979 por una coalición de fuerzas opositoras apoyadas por Costa Rica, Panamá, Venezuela, la administración Carter intentó, sin éxito, preservar el somocismo sin la familia Somoza.

En el caso específico de Estados Unidos, que frecuentemente ha planificado y ejecutado “cambios de régimen”, tal intervencionismo es justificado por razones de seguridad nacional, la defensa de la democracia y el “mundo libre”, la estabilidad y el orden.

En el actual conflicto bélico que involucra a Washington directamente al bombardear las instalaciones nucleares iraníes, el presidente Trump afirma que no busca derrocar al gobierno de los ayatolas, si bien ha proferido amenazas veladas.

Fue en 1893 cuando se inició la política de “cambio de régimen” al derrocar a la reina de Hawái y la anexión de dicho archipiélago, iniciando la expansión estadounidense en el Pacífico como potencia naval.

La guerra con España, en 1898, logró la anexión de Filipinas y Guam en Asia, Cuba y Puerto Rico en el Caribe, convertidas en protectorados. El movimiento independentista filipino fue derrotado tras años de combates y el triunfo de los patriotas cubanos fue bloqueado para impedir que accedieran al poder.

En 1909 intervino en Nicaragua, tras el derrocamiento del presidente José Santos Zelaya, quien gestionaba préstamos con Alemania para la construcción del canal interoceánico.

En Honduras, las presiones sobre el presidente Miguel R. Dávila lo obligaron a renunciar, nombrando a bordo del buque Tacoma a su sucesor, Francisco Bertrand, en carácter provisional, para ser reemplazado por Manuel Bonilla. Tras la muerte de este en 1913, Bertrand reasumió la presidencia hasta que fue desalojado por la guerra civil de 1919 y las presiones estadounidenses para abandonar el poder ese año. En el documento de renuncia dejó constancia de su protesta: “Me alejo del poder...cediendo a la insólita pretensión de un poder extraño, al que no reconozco derecho alguno de intervención en los asuntos privativos de un pueblo dueño de sus destinos”.

Stephen Kinzer, autor de Overthrow: America’s Century of Regime Change from Hawaii to Irak, divide las políticas de derrocamiento de gobiernos extranjeros por Washington, en tres momentos: fase imperial, de manera abierta, desde finales del XIX a 1945; del fin de la Segunda Guerra Mundial, el inicio de la Guerra Fría, rivalidad con la Unión Soviética, empleo de operaciones clandestinas; con el colapso de la URSS, el retorno al envío de tropas invasoras, cada una de ellos con derrocamientos de gobiernos extranjeros.

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