¿Bukelización de América Latina? (2/2)

Bukele irrumpió en la política salvadoreña siendo parte del FMLN, exitoso alcalde de la capital y de otro municipio cercano”.

  • 13 de agosto de 2025 a las 00:00

Considerando la edad de Bukele (44 años), muchos ya dicen que va camino a una larga permanencia en el gobierno con base en concentración del poder, sin competencia política a la vista, con sutiles pero estrictas restricciones a los opositores sociales y, sobre todo, una efectividad en el control de la violencia criminal con un certero mercadeo político. En pocas palabras, una “dictadura” o una “dicta-blanda”, según las percepciones del observador.

Lógicamente, surgen los temores de que esa “bukelizacion” a futuro reproduzca, parcial o totalmente, la larga historia de regímenes autoritarios y continuistas que se han instalado en América Latina, en África, partes de Asia y en otras partes del globo. Se teme que aunque se inicie con comportamientos positivos, a la larga profundicen el atraso y las condiciones de subdesarrollo, independientemente de los rótulos ideológicos que se le coloquen.

Bukele irrumpió en la política salvadoreña siendo parte del FMLN, exitoso alcalde de la capital y de otro municipio cercano. Fue marginado dentro del FMLN, organización que habiendo sido exitosa en larga etapa guerrillera, transitó a partido político, pero que trastabilló en una década como gobierno con alcances muy modestos y con marcas muy duraderas de corrupción y desviación ética de algunos de sus personajes preponderantes. Frente a Bukele, el FMLN ha sufrido las derrotas que el artillado ejército salvadoreño, apoyado por Estados Unidos, junto a las 14 familias, jamás pudieron infringirle.

El partido de la ultraderecha tampoco ha estado exento de daños.

Las nuevas generaciones salvadoreñas deben estar conscientes de la historia atroz que dejó marcadas en las décadas subsiguientes la dictadura del general Maximiliano Hernández Martínez, precisamente, el gobernante que ha durado más años en el poder (12). Que surgiendo de un golpe de Estado, reformaba la Constitución para reelegirse hasta con el 100% de los votos. La masacre de aproximadamente 30,000 campesinos e indígenas en 1932 marcó la historia cuscatleca.

El presidente Bukele ha llegado al 80% de la votación dentro de un inmenso abstencionismo del 67% del padrón electoral. En otras palabras, Bukele tiene una absoluta mayoría dentro de la minoría de votantes y quizás, eso ayude a explicar el porqué las modificaciones constitucionales se hicieron en la asamblea legislativa y no mediante consulta popular.

Inevitable dejar de mencionar que varios gobiernos autoritarios en el continente y subregión surgieron legítimamente y transmutaron al continuismo. El porfiriato en México duró 35 años hasta que lo derrumbó la revolución (1910-1920). Fulgencio Batista se instaló en el poder cubano a través de una coalición “socialista democrática”.

Trujillo perpetuó su poder en República Dominicana durante 31 años. Y así, la larga historia de gobernantes continuistas en Suramérica. Para escribir una mejor historia a futuro, precisamente hay que poner atención sobre la historia ya vivida tanto en El Salvador, en América Central y el resto del continente. De dictadura en dictadura, los latinoamericanos nos fuimos quedando rezagados en lo económico, tecnológico, financiero, ambiental y todas las materias importantes del desarrollo.

En línea con estas ideas, seguramente se aproxima la inminente finalización del período de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), triunfador electoral desde inicios del presente siglo en Bolivia. Precisamente, por ese afán desmedido del poder se descarriló un popular líder como Evo Morales que, no entendió a tiempo que un verdadero dirigente revolucionario también tiene el deber de ser demócrata dando paso a otros con mayores luces.

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