De cualquier manera, las autoridades migratorias deben cumplir con la cuota diaria de arrestados y deportados emanada de Washington. Son los chivos expiatorios, instrumentalizados para fines políticos, sometidos a violencia física y verbal, satanizados, vulnerados en sus derechos humanos, difamados: “criminales, violadores”, obviando que solamente el 28.3% de migrantes detenidos ha cometido algún delito en suelo estadounidense.La Corte Suprema estadounidense ha autorizado al presidente Trump a efecto que los detenidos puedan ser enviados a países distintos a los de su nacimiento, incluyendo aquellos inmersos en guerras civiles como Sudán del Sur, con la posibilidad de ser torturados.El excanciller mexicano Jorge G. Castañeda sostiene que “la esencia de la hipocresía norteamericana respecto a la inmigración se puede reducir a la famosa o infame distinción entre lo que las personas en Estados Unidos, sobre todo en el bando conservador, suelen llamar inmigración ilegal y su contraparte legal”. (“Estados Unidos: en la intimidad y a la distancia”, p. 221).El actual ambiente político y cultural estadounidense, cada vez más polarizado, intolerante, xenófobo, ultraderechista, rechaza la diversidad, la heterodoxia y el pluralismo ideológico, inculcando el miedo, la desconfianza, rechazo y exclusión a la otredad, incluyendo el aspecto étnico y origen nacional.El espectro político se ha radicalizado hacia los polos ideológicos, rechazando el tender puentes que acerquen las discrepancias hacia la convergencia, imponiendo la visión única sobre todo en el sistema educativo en sus distintos niveles.
“En nombre de la seguridad y el orden, el gobierno del norte despliega operativos que más parecen cacerías que políticas públicas... revelan el doble rasero de Estados que se dicen garantes de la justicia, mientras persiguen, detienen y deportan a quienes huyen de la miseria, la violencia, la corrupción y el colapso climático... Estas prácticas no son ‘ley y orden’, son autoritarismos disfrazados de legalidad.” (Gabriela Castellanos, “Explotar y expulsar”, El Heraldo, 16 de junio de 2025, p. 15).
Paralelamente, el empresariado se aprovecha de su necesidad de subsistir para explotarlos laboralmente en diversas actividades desde la agricultura a las empacadoras, desde la construcción a la hostelería, contando con la complicidad de autoridades y contratistas.En las redadas, aun sin contar con orden judicial, se allanan viviendas y se detiene a personas basándose en su apariencia física, en el color de su epidermis, negándoles el debido proceso, aun a residentes legales y a niños y jóvenes nacidos en Estados Unidos, de padres migrantes, con ello violando su legislación interna, ignorando que ningún inmigrante es una isla, teniendo familiares tanto en esa nación como en su lugar de origen.Una dosis extra de crueldad e inhumanidad ha ocurrido con la inauguración de un centro de detención en los pantanos del sur del estado de Florida, bautizado como “Alligator Alcatraz”, visitado por el presidente Trump y afirmando: “Les enseñaremos a huir de un caimán”.
La aprobación del pago de impuesto a las remesas y la cancelación del TPS a hondureños y nicaragüenses constituyen las más recientes disposiciones que afectan a cuando menos 55,000 compatriotas que a la brevedad deben disponer de sus bienes y emprender el retorno a su patria, tras haber estado acogidos a tal amnistía durante años. Las experiencias acumuladas por ellos deben ser aprovechadas por nuestras autoridades y el empresariado nacional para insertarlos en el mercado laboral local.