1993: rechazo al neoliberalismo y la corrupción

"En 1993, Honduras mostró su descontento con las políticas económicas, votando mayoritariamente por el Partido Liberal y aumentando el abstencionismo"

  • Actualizado: 22 de octubre de 2025 a las 00:00

“En 1993 los hondureños mostraron su descontento con las políticas económicas del gobierno de Callejas al poner nuevamente a los liberales en el poder.

El Partido Liberal recaudó 33% del voto (906,793 votos), mientras que el Partido Nacional logró el 26.6% (735,123 votos), 1.77% para el Pinu (48,471 votos) y 0.74% para el PDCH (20,350 votos). Fueron contados 43,572 votos nulos (1.23%), junto con 21,895 votos en blanco (0.43%).

Sin embargo, el indicador más preocupante de la indisposición pública fue el sin precedente alto nivel de abstencionismo, algo como el 36.23% del total de votantes registrados.

El margen de victoria de Carlos Reina fue el mayor para cualquier candidato presidencial desde el retorno de los gobiernos electos. El Partido Liberal aseguró 71 bancadas en el Congreso (tenía 55), mientras que el Partido Nacional 55 (tenía 71).

El Pinu retuvo sus dos bancadas. Los liberales también obtuvieron el 55% de todos los asientos municipales, incluyendo Tegucigalpa, donde Nora Gúnera de Melgar, del Partido Nacional, buscaba la reelección como alcalde, y San Pedro Sula, tomado en 1989 por el Partido Nacional. En total el Partido Liberal ganó 176 de 291 municipalidades, el resto permaneció bajo control nacionalista.

El Partido Nacional fue derrotado en todos, menos cinco departamentos: sus bastiones tradicionales como Copán, Choluteca, Intibucá, Lempira y Valle. Sin embargo, con algo de deprimente familiaridad, las divisiones emergieron al interior del Partido Liberal tan pronto ganaron las elecciones.

Disputas entre los seguidores de Carlos Flores Facussé y de Carlos Roberto Reina, en relación a la elección del presidente del Congreso fue superada por medio de un voto secreto entre los 71 diputados del Partido Liberal, lo que dio como resultado la elección de Flores Facussé como presidente y del hermano del presidente, Jorge Arturo Reina, como vicepresidente del nuevo Congreso.

En febrero de 1994, Flores Facussé introdujo una nueva legislación para restaurar el poder del Legislativo sobre las políticas económicas. Sin embargo, en vez de constituirse en un intento para mejorar el balance de los poderes del Estado, este movimiento fue vinculado al descontento de los seguidores de Flores Facussé que se quejaban porque no habían obtenido un mayor número de puestos en el gabinete y el Estado.

La medida fue aprobada, lo que dio como resultado un incremento del papel del presidente del Congreso en la elaboración de las políticas económicas, utilizado efectivamente después por Flores Facussé para extraer mejores concesiones para su facción a cambio de facilitar el paso por el Congreso de las medidas de ajuste estructural propuestas por el Ejecutivo.

En octubre de 1994, Flores Facussé nuevamente demostró su destreza política al maquinar revisiones significativas a un nuevo paquete de medidas estructurales de ajuste presentadas al Congreso, añadiendo cierta cantidad de elementos como medidas para la ‘compensación social’ y compromisos para reducir la burocracia estatal.

Esta hazaña -hacer de un paquete impopular algo más asimilable para el consumo público-, inevitablemente reforzó las perspectivas de Flores para ser electo como candidato presidencial del Partido Liberal para las elecciones de 1997”. (Rachel Sieder. “Elecciones y democratización en Honduras desde 1980”, pp. 39-41.).

“En 1993 cayó la participación electoral por debajo del 65%. La derrota del candidato oficialista del Partido Liberal, en 1989, dio la oportunidad a la corriente más progresista del liberalismo de presentar en las elecciones de 1993 a su candidato el Dr. Carlos Roberto Reina, cuyo movimiento era percibido como de centro izquierda, lo que suscitó la desconfianza de los sectores conservadores del país y del propio Partido Liberal; pese a que ganó las elecciones y a las expectativas que despertó esta candidatura, la participación fue del 64.8% del electorado, 11% por debajo de los comicios de 1989”. (Julieta Castellanos. “Honduras: persistencia y cambios en la cultura política 1980-2020”, p. 20)

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