La vida está llena de paradojas. Los últimos cadáveres encontrados por la ciudad estaban tétricos. Richard, un exsacerdote, después de haber abandonado la iglesia formó una familia con la mujer que amaba, tuvieron tres hijos. Por el día trabajaba en una pequeña tienda y algunas noches asistía a un bar para cantar boleros, solo recibía propinas, pero los días que se presentaba, el bar se llenaba, fue así por varios meses, hasta que una noche, cuando estaban cerrando como a eso de las tres de la madrugada, aparecieron tres cuerpos sin vida frente a la entrada principal, y por investigaciones cerraron el lugar. Luego comenzó a trabajar de mesero, siempre por las noches, pues aunque cantaba sin que le dieran un salario, ya hacía falta el dinero de las propinas. Sin embargo, tres meses después de estar atendiendo a los clientes, sucedió de nuevo, una persona tirada con el rostro desfigurado a la entrada del restaurante, a plenas nueve de la noche. El dueño, sin embargo, era amigo del jefe de la Policía y no permitió que cerraran su negocio, y un par de semanas después una pareja de ancianos con los miembros amputados y dos mujeres de la vida alegre con la lengua cortada y los ojos sacados, aparecieron en la misma escena del crimen anterior. Ese día Richard no había ido a trabajar y al día siguiente nuevamente se había quedado sin empleo, llegó a pensar que era una maldición: lugar al que iba a pedir trabajo, lugar al que empezaban a llover los muertos, estuvo un tiempo por las noches en casa y se dedicó a sus hijos y su esposa, ella era dulce y cariñosa, y le decía que Dios le había reservado al hombre perfecto todos esos años que estuvo en la iglesia. Un día que Richard salía por la noche, notó que alguien lo vigilaba, pero en realidad no lo seguían a él, justo después que el hombre cruzaba la puerta de su casa una mujer con dos niños lo seguía, esa noche encontraron a un hombre atleta con una paleta en la boca y una sonrisa, mientras un niño guardaba unos dulces en su bolsillo.
El último dulce
Ese día Richard no había ido a trabajar y al día siguiente nuevamente se había quedado sin empleo, llegó a pensar que era una maldición
- Actualizado: 04 de junio de 2025 a las 00:00
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