Cipote, qué iluso has sido. En garras de la mentira, tu esperanza ha caído. Tus sueños de cambio se han perdido.
Duele, se sufre por el futuro fallido.Vales más que un papel y una mancha. Diste a ellos por la rabia tu plena confianza. Bien sabías que la patria no se cura rápido. Tan solo esperabas de ellos el inicio del cambio.
Iluso, soñador, pequeño corazón amoroso. Tu día a día ahora es más doloroso. No son iguales, son similares o peores. Trajeron más desgracia, quitaron los colores. A diestra y siniestra rompieron tus sueños. Mientras su orgullo y cuentas de banco crecieron. Pactos con sus “enemigos” ellos hicieron. Con tus anhelos de una nueva patria te mintieron.
Cipote, mira la calle, mira la Honduras herida. Solo cambió quien se cree rey en la silla. Pues contra el pueblo alzaron su ego y su ira. Convirtiendo al futuro en una posible pesadilla. No hay medicina suficiente en los hospitales. Ya pocos niños asisten a la escuela.
Nos ven sufriendo, nos ven como animales. Cerdos, carroñas que sobre la víctima vuelan. Cipote, no te mates por su podrida bandera. Esa que lleva los colores de su sinvergüenza. Unos la tienen roja, otros con una sola estrella. Se abrigan bajo el mismo manto, viles hienas.
En las calles decían luchar por los mártires. Una farsa total fueron sus engañosas artes. Llegaron al poder y en poco tiempo hicieron desastres. Rompieron nuestro pabellón en muchas partes.
Aunque sigamos navegando en la tormenta, la esperanza no debemos perder en Honduras. Porque en nuestra sangre hay una cosa cierta, que somos un pueblo que aguanta las penurias.
Está en tus manos construir un nuevo mañana.No está en manos de ratas que nos engañan. Alza tu voz, heredero de Morazán y Lempira.Cipote, valiente hijo del machete y la caña brava.