Vivir en un pub: alojamiento, historia y camaradería en Inglaterra

Hospedarme en una taberna con habitaciones en Gran Bretaña revela una experiencia social única, combinando tradición, historia y comunidad en cada estancia

  • 27 de abril de 2025 a las 00:00
Vivir en un pub: alojamiento, historia y camaradería en Inglaterra

Por Elaine Glusac / The New York Times

A mi derecha, dos parroquianos de unos 70 y tantos años en la taberna Exhibition en York, Inglaterra, me preguntaron sobre política estadounidense, me enseñaron a reconocer un tarro de cerveza recién servida (debe dejar un rastro de espuma en el vaso) y me invitaron a su restaurante indio favorito. A mi izquierda, una pareja de mediana edad de Manchester recomendó la hamburguesa de la taberna e identificó al grupo de hombres de edad universitaria con atuendos de golf vintage como jugando “golf de taberna”, un concurso de bebida que involucra visitar 18 tabernas.

Esta fácil camaradería fue el subproducto de hospedarme en una taberna con alojamiento. Una estancia en un “pub” ofrece la comodidad de un hotel con un ambiente similar al de un bar con la comunidad local.

Ante el embate de todo, desde la inflación hasta los patrones de trabajo remoto, muchos dueños de tabernas dicen que alquilar habitaciones es cada vez más importante para su supervivencia. La Asociación Británica de Cerveza y Tabernas estima que hay aproximadamente 45 mil pubs en Gran Bretaña, unos 2 mil menos que en el 2019.

Alojarse en un pub da la oportunidad de convivir con la gente local. Una habitación en The Exhibition, en York.

Stay in a Pub, la plataforma en línea que utilicé para encontrar la Exhibition, enumera más de mil 600 establecimientos con alojamiento en toda Gran Bretaña, a un promedio de 100 a 300 libras por noche, aproximadamente entre 125 y 375 dólares, generalmente con desayuno e impuestos incluidos.

Sophie Braybrooke, directora ejecutiva de Stay in a Pub, describe la estancia en una taberna como más social que un Airbnb y menos aislado que un bed and breakfast tradicional.

“Es fácil entrar a una taberna, acariciar al perro de alguien y de repente estar enfrascado en una conversación”, dijo Braybrooke.

Y el establecimiento suele tener una historia —a veces una de fantasmas.

Paul Jennings, autor de “The Local: A History of the English Pub”, dijo que para 1870, Gran Bretaña contaba con más de 118 mil tabernas. Históricamente, solían ofrecer alojamiento a quienes no podían pagar una posada.

Con los años, muchos se han vuelto más lujosos. (Por ejemplo, The Oak & Poppy, en la zona londinense de Hampstead, ofrece habitaciones por 400 libras la noche).

Stay in a Pub no es el único recurso. También existen grupos hoteleros de tabernas como Fuller’s, que cuenta con 31 pubs con habitaciones en toda Inglaterra. La cervecería Young’s opera 40 pubs con habitaciones en Londres y el sureste de Inglaterra.

The Bell, en Ticehurst, East Sussex, data del siglo 16 y cuenta con siete habitaciones (desde 118 libras).

“Estamos bastante alejados”, dijo Rae Barnes, la gerente. “Quienes buscan un lugar acogedor y agradable, si no conocen la zona, suelen ir a Stay in a Pub”.

Usé Stay in a Pub para reservar el Hotel Swan, a orillas del río Támesis, en Staines. Construido en el siglo 16, el Swan de tres plantas, operado por Fuller’s, ofrece un entorno histórico para sus 15 habitaciones remodeladas en la planta superior. Mi habitación (179 libras) era acogedora, con balcón con vistas al río. Tras un paseo al final de la tarde, me uní a los aficionados locales en el pub para ver un partido de futbol televisado y beber un tarro. Más tarde, fui al comedor a degustar un risotto de pollo con estragón (16.50 libras). Aprecié el atractivo del Swan como punto de encuentro para la comunidad, restaurante de calidad y hotel boutique.

En York, la taberna Exhibition se construyó como una casa particular en 1702. Mi habitación, llamada Victoria (115 libras), tenía una cama con almohadas apiladas. En la mañana se servía un generoso desayuno de cortesía en el invernadero. Nunca percibí nada espectral, aunque Shuni Davies, la dueña, me contó que una vez un huésped salió de la regadera y halló los cuadros de las paredes descolgados y apoyados contra la cama.

“Bajó corriendo con solo una toalla alrededor de la cintura”, dijo. “Se respira un ambiente cálido y acogedor. Hasta los fantasmas son amigables”.

© 2024 The New York Times Company

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