Por Patricia Cohen/ The New York Times
Londres, Inglaterra.- Los altibajos del mercado bursátil en las últimas semanas son sólo un indicador de la profunda incertidumbre y los crecientes riesgos presentes en la economía y el sistema financiero globales.
No se trata simplemente de que los cientos de miles de millones de dólares entrando a raudales en inversiones en inteligencia artificial puedan resultar ser una burbuja. O de que el uso de criptomonedas en la banca tradicional se esté extendiendo incluso cuando sus valores se han desplomado tras alcanzar máximos históricos. O de las quiebras multimillonarias relacionadas con la avalancha de préstamos de la banca paralela (y también de la banca tradicional).
También se trata de los titánicos niveles de deuda que Estados Unidos y otros gobiernos han acumulado. La errática política del Presidente Donald J. Trump zigzaguea. Y la posibilidad de que la piedra angular de la agenda económica de su Administración —los aranceles— sea declarada inconstitucional por la Suprema Corte de EU.
Es todo, en todas partes, a la vez.
“Me ha sorprendido mucho que, hasta hace poco, los indicadores de volatilidad del mercado hayan sido tan bajos”, dijo Kenneth Rogoff, profesor de economía en la Universidad de Harvard. Las valuaciones del mercado no reflejan con precisión los riesgos, afirmó.
Pese a la reciente volatilidad, el S&P 500 sigue al alza este año. Sin embargo, Rogoff no cree que los altos precios de las acciones reflejen un alto crecimiento futuro. Más bien, dijo, son una señal de que se espera que la IA impulse la productividad y reduzca el empleo.
“Todas las empresas creen que van a recortar muchos puestos, y por eso las ganancias serán altas”, dijo.
Y aunque la construcción de centros de datos para impulsar la IA está impulsando el crecimiento económico ahora, estos centros, una vez construidos, emplean a poco personal.
La incertidumbre causada por la especulación del mercado en materia de IA es, en gran medida, inevitable. ¿Cómo evalúas el valor de un invento que podría cambiar la vida?
Las desorbitadas valuaciones bursátiles de empresas como Nvidia, de 5 millones de millones de dólares, parecen basarse en la suposición de que el rápido crecimiento continuará. Algunas de las empresas que invierten miles de millones de dólares aún no han generado ganancias.
Los detractores advierten que un pequeño grupo de empresas tecnológicas, incluyendo Nvidia, se están comprando y vendiendo entre sí en tratos circulares que inflan su valor real.
En todo el mundo empresarial, los elevados precios de las acciones también se ven apuntalados vía préstamos de la banca paralela —entidades financieras que no están sujetas a las restricciones que limitan los préstamos riesgosos.
Algunos expertos observan una peligrosa acumulación de factores que recuerdan las prácticas arriesgadas que condujeron a la crisis financiera del 2008.
En octubre, Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra, advirtió sobre los préstamos arriesgados por parte de entidades de crédito privadas. Comparó la actual reestructuración de productos financieros con lo que ocurrió antes del colapso del 2008.
“Definitivamente estamos empezando a ver lo que solía llamarse segmentación y división y partición de las estructuras de préstamos, y si estuviste involucrado antes de la crisis financiera, entonces las alarmas empiezan a sonar en ese momento”, dijo en su testimonio ante el Parlamento.
Y en el proceso, los banqueros tradicionales que habían advertido sobre los peligros de las criptomonedas y los préstamos privados ahora los están acogiendo.
Hace dos años, Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan Chase, hizo un llamado a la prohibición de las criptomonedas. El mes pasado, el banco emitió su propio token digital.
En octubre, Dimon advirtió sobre los riesgos relacionados con el crédito privado tras una serie de quiebras, diciendo, “Cuando ves una cucaracha, probablemente haya más”. Sin embargo, el mes pasado, la división de administración de activos del banco informó a los inversionistas que las empresas de crédito privadas eran un elemento esencial en las carteras.
La deuda pública en las grandes economías es otra fuente de preocupación. La deuda pública estadounidense ha alcanzado los 38 millones de millones de dólares, o aproximadamente el 125 por ciento del tamaño de la economía estadounidense.
La tradicional confianza en la solvencia crediticia de Estados Unidos también se vio sacudida en abril después de que Trump orquestró una serie de guerras comerciales.
Un nuevo documento de trabajo de Alan J. Auerbach y William Gale, dos destacados economistas, señaló que existe un consenso generalizado de que la carga de la deuda y el gasto de Estados Unidos son “insostenibles”.
El “panorama, combinado con los frecuentes e impredecibles cambios en la política económica, podría amenazar el liderazgo económico global del País, el estatus del dólar como moneda de reserva y la condición de refugio seguro de la deuda del Tesoro”, escribieron.
Por supuesto, predecir el futuro es una tontería. Aun así, la acumulación de riesgo es preocupante.
“Es muy difícil saber dónde aterrizará todo esto”, declaró Rogoff. “No tengo una buena corazonada sobre la dirección general de las cosas”.
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