Steve Buscemi se une a “Merlina” y habla de su vida entre luces y sombras

El actor Steve Buscemi interpreta al nuevo director en la segunda temporada de “Merlina” y comparte reflexiones sobre su carrera, pérdidas y resiliencia

  • 26 de agosto de 2025 a las 21:45
Steve Buscemi se une a “Merlina” y habla de su vida entre luces y sombras

Por Austin Considine/ The New York Times

En retrospectiva, un viernes 13 fue un buen día para conocer a Steve Buscemi. Después de todo, es un actor que ha interpretado a algunos de los personajes más desafortunados en la historia de la gran pantalla.

Aun así, el momento también parecía fortuito debido a la serie de la que hablábamos: “Merlina”, la espectacularmente popular aportación de Netflix al canon de la Familia Addams.

En la segunda temporada, Buscemi interpreta a Barry Dort, el nuevo director de la Academia Nunca Más, un internado para hombres lobo, vampiros y la eternamente melancólica Merlina Addams (Jenna Ortega).

Sin embargo, para Buscemi la fecha fue propicia por una razón adicional: “Siempre me encantó el viernes 13”, dijo, porque nació en uno. La conexión de Buscemi con el día más desafortunado cobra sentido poético, dados los personajes desafortunados a los que ha dado vida a lo largo de las décadas, y porque él mismo ha experimentado su propia dosis de mala suerte. Ha sido apuñalado, atropellado por un auto y arrollado por un autobús.

“Ha atraído una energía de lo más extraña”, dijo el cineasta Jim Jarmusch, amigo cercano y colaborador de toda la vida.

Aparte de su trabajo como director y guionista, Buscemi cuenta con un currículum actoral de unos 200 créditos. Sin embargo, pese a ser una presencia omnipresente, protege su vida privada.

“Es alguien indefinible —y eso es lo que lo hace hermoso”, dijo Tim Burton, productor ejecutivo de “Merlina”. “Lo que falta en la industria cinematográfica hoy es cierto nivel de misterio con la gente. Y él aún conserva esa cualidad”.

Con la segunda temporada de “Merlina”, millones de jóvenes espectadores podrían estarlo conociendo por primera vez. A pesar de haber estelarizado algunas de las películas y series más aclamadas de los últimos 40 años, como “Perros de Reserva”, “Fargo: Secuestro Involuntario” y “Los Soprano”, podría encontrar su mayor audiencia con “Merlina”. De acuerdo con Netflix, es la serie en inglés más popular en la historia de la plataforma.

“Es agradable y emocionante participar en una serie que la gente realmente conoce”, dijo Buscemi.

Su vida y su trayectoria están llenas de paradojas. Su rostro y su voz son inconfundibles, pero su talento para la transformación lo ha convertido en uno de los actores de carácter más conocidos. Con sus 1.75 metros de estatura, en apariencia no es precisamente un tipo rudo. Pero a principios de los 80, Buscemi, bombero por aquel entonces, podría haber corrido al interior de un edificio en llamas para salvarte la vida.

“Lo conocí cuando aún era bombero”, dijo Jarmusch, quien lo conoció cuando Buscemi hacía standup y comedia experimental en Manhattan a fines de la década de 1970 y en la de 1980. “Sentía genial cuando a veces pasaba el camión de bomberos, yo saludaba y Steve me devolvía el saludo”.

Buscemi creció en barrios de clase trabajadora en la ciudad de NY y sus alrededores. Trabajó en una gasolinera. Condujo un camión de helados. Estos fueron los años difíciles y llenos de ansiedad que más tarde inspirarían su cinta discretamente trágica “Trees Lounge” (1996), que escribió, dirigió y protagonizó.

“Soñaba con ser actor, pero no me sentía lo suficientemente cómodo como para decir a la gente que eso era lo que quería”, dijo, añadiendo, “Tenía un miedo enorme a dar ese salto”.

Para mediados de la década de 1980, empezó a conseguir papeles como actor. En 1991, recibió un guion para una película de atracos del incipiente cineasta Quentin Tarantino. “Perros de Reserva”, en la que Buscemi interpreta al parlanchín Sr. Rosa, lo cambió todo y le permitió ignorar las exhortaciones de su agente para que se mudara a Hollywood. Pudo seguir siendo actor neoyorquino, manteniendo un pie en la escena local del cine independiente y el teatro.

La vida de Buscemi es notablemente diferente hoy que hace unos años. Lucian, su único hijo, se mudó a Los Ángeles hace más de una década. La cineasta y artista Jo Andres, su esposa durante más de 30 años, falleció en el 2019 por complicaciones de un cáncer de ovario.

Los ojos de Buscemi se llenaron de lágrimas al hablar de ella. Pero “el duelo no es lineal”, como señaló, y puede coexistir con la felicidad en planos separados. A principios de este año, se volvió a casar de forma muy discreta.

A sus 67 años, Buscemi se ha convertido en un símbolo de una clase en vías de extinción de inadaptados que se forjaron un nombre en una Nueva York más cruda, una que existía antes de que la economía de la atención hiciera de la visibilidad tanto el fin como el medio. A menudo dice a los actores jóvenes que no se obsesionen con ser descubiertos; simplemente salgan y actúen, dice, y “el trabajo llegará si realmente tienen algo qué ofrecer”.

© 2025 The New York Times Company

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