Por Eric Vance/The New York Times
No soy muy aficionado a las pesas. De joven, cada vez que intentaba levantar pesas, me parecía demasiado trabajo y poco divertido.
Pero con la edad, me he dado cuenta de que hacer pesas es quizás la única manera de seguir haciendo lo que me gusta —senderismo, escalada y kayak— sin lesionarme. Así que he creado una rutina de fuerza que realmente disfruto. El secreto: hago lo que me gusta.
Ningún entrenador profesional lo recomendaría como una forma eficiente de desarrollar fuerza. Pero algunos expertos me dijeron que quizá estoy en lo cierto.
Céntrate en lo que disfrutas
Cada mañana, caliento en una bicicleta estacionaria. Luego hago lo que me apetece.
Hay ciertos ejercicios que sé que tengo que hacer con cierta regularidad, aunque los deteste. En mi caso, son las sentadillas y las planchas.
Me centro principalmente en movimientos que son buenos para mí, pero divertidos. Esto incluye el boxeo y los balanceos con pesas rusas. Mis mañanas son 20 por ciento ejercicios que detesto y 80 por ciento ejercicios divertidos.
Estudios sugieren que quienes van al gimnasio son mucho más propensos a hacer ejercicios que disfrutan que los más importantes.
“¿Qué importa si es eficiente?”, dijo Wendy Wood, profesora emérita de Psicología de la Universidad del Sur de California, sobre mi plan de entrenamiento. El punto es que lo hago todos los días y me gusta
Encuentra tu momento
Siempre hago ejercicio a la misma hora: las 6:00 horas. Pero no siempre es la hora lo que importa, dijo Phillippa Lally, experta en desarrollo de hábitos en la Universidad de Surrey, en Inglaterra. Mucha gente se salta un horario establecido y termina por romper el hábito. En lugar de ello, intenta pensar en alguna señal.
“Los hábitos son asociaciones entre señales y acciones”, dijo. Una señal podría ser un evento diario, como la comida o el entrenamiento de futbol de tu hijo. Para mí, es despertarme. Si te cuesta cumplir con tu horario de entrenamiento de las 17:00 horas todos los días, planea hacerlo cuando termines tu trabajo. La hora puede cambiar, pero la señal no.
Busca gratificación instantánea
Si preguntas a la mayoría de las personas por qué hacen ejercicio, te hablarán de objetivos a largo plazo, dijo Wood, como perder peso o moverse con facilidad en el futuro.
Pero resulta que las recompensas futuras generalmente son incentivos débiles para crear un hábito. Mi salud en 20 años no me hará levantarme de la cama hoy. Pero ver Netflix sí.
Wood dijo que las recompensas son menos motivadoras si vienen después, como una hamburguesa. Tienes que agregar algo que te guste durante el entrenamiento —hasta que el entrenamiento en sí se convierta en una recompensa. Me he entrenado a hacer ejercicio poniendo “Severance” o “Stranger Things” tan pronto como me subo a la bicicleta.
Elige tu propia aventura
Mi objetivo es hacer cuatro ejercicios en 40 minutos, tratando de trabajar mis piernas, brazos y torso cada semana.
Lograr algo por tu cuenta puede ser su propia recompensa. Por ejemplo, si un entrenador me dijera que hiciera tres series de press de banca seguidas de 10 minutos de cuerdas de batalla, me parecería una lata. Pero los estudios sugieren que si encuentro la misma rutina por mi cuenta, la sensación de autonomía y competencia me da un pequeño impulso emocional.
Sé flexible
Con el tiempo, noté que los ejercicios de cuerpo completo solían ser los que menos me gustaban.
Jeremiah Wright, entrenador personal en Des Moines, Iowa, recomendó combinar ejercicios. Así, si hacía sentadillas, flexiones y press, podía trabajar más grupos musculares a la vez. Me dijo que también podría probar el tirón de trineo, que trabaja músculos similares, pero es más activo y quizás más divertido.
No pienso dejar mi rutina errante. Pero la próxima vez que vaya al gimnasio, podría probar el tirón de trineo.
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