Louis C.K. regresa más sereno: una comedia marcada por la edad, la culpa y la vulnerabilidad

En su nuevo show, Louis C.K. explora con humor silencioso y mayor introspección los retos de la mediana edad, mientras redefine su voz tras años de controversia

  • 02 de diciembre de 2025 a las 17:45
Louis C.K. regresa más sereno: una comedia marcada por la edad, la culpa y la vulnerabilidad

Por Jason Zinoman/ The New York Times

El mes pasado, en el Teatro Beacon de Nueva York, Louis C.K. retomó un tema que ha traído en mente en los últimos años: las desventajas de la longevidad. “Puedes vivir una vida maravillosa”, dijo. “Pero sigues vivo después de esa etapa”.

Esta es la tercera función consecutiva en la que Louis C.K. habla de los peligros de vivir demasiado. Ha dicho que puede desconectarte de la realidad y bromeó diciendo que, después de los 100 años, es hora de morir. (“¡Fuera! ¡Nadie te conoce!”). Su última incursión es un enfoque más tranquilo y meditativo del envejecimiento, que amplía un retrato inquietantemente chistoso del cuidado de su padre.

Louis C.K., de 58 años, no está montando un retorno. Ya ha pasado por eso. En los siete años transcurridos desde que admitió su conducta sexual inapropiada, el comediante ha producido cuatro programas de comedia diferentes.

A veces se oye que Louis C.K. respondió a su escándalo volviéndose más conservador o desafiante. Su primer especial de regreso, “Sincerely” (2020), tenía un tono defensivo que invita esta interpretación. Su continuación más segura al año siguiente, “Sorry”, hizo que algunos creyeran que se estaba burlando de su disculpa del 2017, en la que expresaba arrepentimiento, pero no usaba la palabra en el título.

Pero al volver a ver todos sus especiales, desde su éxito revelación, “Shameless” en el 2007, hasta la gira actual de “Ridiculous”, filmada en el Beacon, queda claro que la comedia de Louis C.K. ha cambiado mucho menos que el discurso que la rodea.

Lo que se ha desvanecido es que Louis C.K. fue tratado alguna vez como un genio indiscutible. Los críticos interpretaban generosamente sus chistes enfermos como la obra de un filósofo progresista. Esto siempre fue una exageración. Louis C.K. estaba mucho más comprometido con explorar pensamientos desconcertantes y territorio prohibido que con defender cualquier postura. Y aún es así.

Ahora llena estadios, ha aparecido en televisión y ha concedido entrevistas a publicaciones importantes. En una reciente entrevista en podcast con Theo Von, dijo haber pasado años intentando evitar el hecho de que había lastimado a gente. Dijo haber estado en un programa para la adicción al sexo.

“La vida te enseña cómo deberías haberla vivido”, reza una de las premisas de su nuevo programa. Su temática gira en torno a las dificultades de la mediana edad: cuidar a padres moribundos, lidiar con hijos que crecen y se mudan, y la soledad.

La ansiedad y la inquietud que impulsaban gran parte de su obra han sido sustituidas por una ecuanimidad encantadora. Aunque evoca los temas más oscuros —pedofilia, sida, tortura— rara vez los aborda con ira.

Lo que más se ha visto mermado es Louis C.K. como comentarista social. Su nuevo programa es casi agresivamente antitópico. Ahora está obsesionado con la fe, e incluso saca una Biblia en un momento. Puede parecer un cambio extraño porque sigue siendo un acérrimo no creyente. “Si no crees en un dios, más vale que no exista”, dice en un especial. “Será mejor que te pongas de rodillas y reces: Por favor, Dios, no seas”.

Mientras su comedia oscila entre la luz y la oscuridad, su novela debut, “Ingram”, está comprometida con la oscuridad. Es la sombría historia de un niño desafortunado que abandona su hogar sin dinero, recursos ni conocimientos, ambientada en un Estados Unidos de antaño que de repente se convierte en una distopía vagamente delineada.

Al igual que su comedia, su prosa se caracteriza por una voz poética y directa que da giros inesperados. Pero la ambición supera al oficio.

Louis C.K. lleva 40 años perfeccionando su oficio cómico. Fue uno de los mejores exponentes de este género, con siete especiales antes del 2017.

Fue una trayectoria maravillosa. Pero sigue vivo.

Su nuevo show tiene menos chistes elitistas, pero bastantes muy buenos. El chiste que más risas generó en la presentación en NY no tenía un remate, sino que se apoyaba en un cliché cómico de pregunta y respuesta.

“Soy tan viejo”, dijo, incitando al público a corear al unísono: “¿Qué tan viejo eres?”. Louis C.K. respondió: “Soy tan viejo que mi madre está muerta”. Y se detuvo de golpe.

El público pareció un poco confundido, pero luego empezó a reír al tiempo que él adoptaba un tono emocional más vulnerable. “Mis hermanas ahora dependen más de mí”, añadió con naturalidad.

La vida está llena de comedia y tragedia, y no siempre existen separadas. Aquí Louis C.K. nos mostró las ventajas de vivir una larga vida. Significó no sólo desarrollar su arte, sino también la confianza para arriesgarse y triunfar.

© 2025 The New York Times Company

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