Por Francesca Regalado / The New York Times
El curador de una exposición en un museo tailandés que criticaba a los gobiernos autoritarios de China, Myanmar y otros países esperaba una reacción negativa, pero no tan veloz como para obligarlo a huir del País.
El curador, un artista birmano conocido como Sai, contó que se encontraba en el estacionamiento del museo dos días después de la inauguración en julio cuando sus directores le advirtieron vía mensajes digitales que había policías tailandeses dentro, pidiendo sus contactos.
Temiendo ser arrestado y deportado a la vecina Myanmar por su labor en la exposición, Sai dijo que tomó el primer vuelo disponible de Bangkok a Londres, dejando atrás sus pertenencias.
“Esperábamos algún tipo de obstáculo formal, pero no que fuera tan inmediato”, declaró Sai, quien huyó de Myanmar tras el golpe militar del 2021 y diseñó la exposición para presentar a artistas de Myanmar y de países que mantienen relaciones amistosas con su junta.
Más tarde esa semana, los directores le dijeron a Sai que las autoridades chinas querían que el museo eliminara los nombres y las obras de cuatro artistas en la muestra de Hong Kong, Tíbet y Xinjiang —lugares donde el Gobierno chino ha estado reforzando su control.
La muestra en el Centro de Arte y Cultura de Bangkok, que estará abierta hasta el 19 de octubre, no fue retirada, pero los directores eliminaron los nombres de los cuatro artistas del material de la exposición con gruesas líneas negras. También retiraron una bandera tibetana y una bandera azul cielo con una media luna y una estrella blancas, generalmente utilizadas como símbolo de independencia del pueblo uigur que vive en Xinjiang.
China ha presionado a funcionarios e instituciones en otros países para que cumplan con sus solicitudes de censura. En ocasiones, ha habido resistencia. Pero en este caso, la Embajada de China en Bangkok no la vio.
Los directores del museo informaron a Sai vía correo electrónico en julio que habían sido advertidos por la Embajada, el Ministerio de Asuntos Exteriores tailandés y funcionarios de Bangkok de que la exposición podría causar “tensiones diplomáticas” para Tailandia con China, de acuerdo con un correo electrónico revisado por The New York Times.
El Gobierno chino a menudo recurre a la “censura intermediada” dentro y fuera de sus fronteras delegando la responsabilidad a empresas de internet, cineastas y galerías de arte para que eliminen material delicado antes de que surjan problemas, dijo Philip Fang, profesor de sociología en la Universidad de Toronto.
“Es más sofisticado y muy difícil de rastrear” que la censura abierta, afirmó Fang.
El Ministerio de Asuntos Exteriores chino dijo en un comunicado que los asuntos relativos al Tíbet, Xinjiang y Hong Kong eran “asuntos puramente internos de China”. Añadió que una exposición había “abogado descaradamente” por la idea de que los tres lugares eran independientes de China.
La exposición, “Constelación de Complicidad”, pretende ilustrar cómo los regímenes autoritarios cooperan en materia de armas, vigilancia, comercio y represión, de acuerdo con el sitio web del museo.
Contactado en Londres, Sai dijo que temía regresar a Tailandia, pero que no se arrepentía.
“Hemos actuado sabiendo que existe un riesgo, incluso a veces de vida o muerte”, dijo. “Pero es lo correcto”.
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