¿Bolsas ecológicas o plástico? La verdad detrás de su impacto ambiental

Las bolsas de papel parecen ecoamigables, pero su producción consume más energía que el plástico. La reutilización es clave para reducir su impacto ambiental

  • 29 de abril de 2025 a las 00:00
¿Bolsas ecológicas o plástico? La verdad detrás de su impacto ambiental

Por Rachel Nuwer / The New York Times

Con cada vez más lugares prohibiendo las bolsas de plástico de un solo uso, las bolsas de papel se han convertido en una alternativa popular. A primera vista, parece una victoria para el medio ambiente. Las bolsas de plástico son hechas de combustibles fósiles y son una fuente importante de contaminación. Sin embargo, las bolsas de papel no son necesariamente una mejor opción. Vienen con su propia lista de salvedades ambientales, al igual que las bolsas reutilizables.

Es difícil hacer comparaciones directas entre los diferentes tipos de bolsas de supermercado porque su impacto ambiental depende de muchos factores: cómo se fabricaron, qué materiales se usaron, qué tan lejos se transportaron y mucho más. Pero los pocos estudios exhaustivos que se han realizado ofrecen algunas conclusiones útiles.

La producción de las bolsas de papel tiende a requerir más energía que las de plástico. Un estudio del 2011 de la Agencia Ambiental Británica concluyó que habría que reutilizar una bolsa de papel tres veces para que su impacto en el calentamiento global fuera igual al de una bolsa de plástico de un solo uso.

Un estudio del 2018 realizado por la Agencia de Protección Ambiental de Dinamarca encontró de manera similar que las bolsas de plástico hechas de polietileno de baja densidad, una forma de plástico versátil y ampliamente utilizada, tienen la huella ambiental más pequeña entre ocho tipos de bolsas de supermercado, incluyendo las de papel.

Sólo alrededor del 10 por ciento de las bolsas de plástico en Estados Unidos se reciclan, reporta la Agencia de Protección Ambiental. La tasa de reciclaje para la categoría que incluye bolsas de papel es más alta, del 43 por ciento.

Pero esto aún significa que la mayoría de las bolsas de papel y plástico terminan en un relleno sanitario o, en menor grado en un incinerador. En los basureros, las bolsas de papel producen metano y dióxido de carbono, ambos potentes gases de efecto invernadero, a medida que se descomponen. Una bolsa de plástico no produce ninguno de los dos, pero cuando el plástico se escapa al medio ambiente, puede degradarse en microplásticos que duran siglos.

Las bolsas ecológicas han ganado popularidad como una forma de reducir la demanda de bolsas de un solo uso. Sin embargo, estas buenas intenciones han resultado en un tiro por la culata, ya que las bolsas con publicidad se han convertido en un obsequio omnipresente en conferencias, eventos empresariales y en ciertos comercios. Si un hogar acumula más bolsas ecológicas de las que podría usar, se frustra el objetivo de reducir el consumo general. También significa una mayor huella ambiental, ya que producir las bolsas más resistentes requiere más recursos.

El material importa. Un estudio británico reveló que una bolsa de algodón tendría que reutilizarse 131 veces para alcanzar la huella de carbono equivalente a la de una sola bolsa de plástico de un solo uso. El estudio danés estimó esa cifra en 149 veces. Esto se debe a la tierra, el agua y los fertilizantes necesarios para cultivar algodón, la energía necesaria para convertirlo en hilo y el hecho de que la mayoría de las bolsas de algodón se envían de Asia.

Si es diligente respecto a reutilización, entonces las bolsas ecológicas son probablemente la mejor opción, particularmente las hechas de material reciclado. Nada más no acumule docenas de ellas.

© 2024 The New York Times Company

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