Pekín, Shanghái.- El presidente de China, Xi Jinping, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, se reunieron hoy en Pekín, donde Kim asistió este miércoles al desfile militar conmemorativo del 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, en su quinta visita oficial al gigante asiático.
Por el momento no han trascendido más detalles sobre la reunión, pero se espera que las autoridades de ambos países los divulguen a lo largo de las próximas horas.
La Cancillería china había indicado hoy mismo que ambos líderes tratarían "cuestiones de interés mutuo" y reiteró la disposición de Pekín para "reforzar la comunicación estratégica, intensificar los intercambios (...) y promover el desarrollo continuo (...) de las tradicionales relaciones de amistad y cooperación entre China y Corea del Norte".
Una imagen simbólica
El dirigente norcoreano presenció el desfile sentado a la izquierda de Xi, que tenía a Putin a su derecha, en una imagen de gran carga simbólica que supuso la primera ocasión en 66 años en que los tres líderes de China, Rusia y Corea del Norte aparecieron juntos en público.
Las cámaras estatales mostraron a Kim situado en un plano de igualdad con los otros dos líderes.
La presencia de Kim en Pekín también fue interpretada como un intento de restablecer la sintonía con China, tras las tensiones derivadas de la cooperación militar de Pionyang con Moscú en el conflicto de Ucrania.
El gesto de Xi al posicionar a Kim a su lado podría indicar que está dispuesto a aceptar la nueva alianza entre Pionyang y Moscú, que incluye cooperación armamentística y un acuerdo de apoyo militar en caso de agresión.
Además, el líder norcoreano viajó a China acompañado de su hija, cuya aparición en actos oficiales ha avivado las especulaciones sobre una eventual sucesión.
China saca músculo
Según medios surcoreanos, el actual dirigente también acompañó a su padre, Kim Jong-il, en al menos una visita a Pekín antes de convertirse en líder del país en 2011.
La capital china se ha mantenido blindada durante semanas para preparar el evento, con fuertes medidas de seguridad que incluyeron la prohibición de drones, cortes de tráfico y vigilancia reforzada en puentes y pasos elevados.
El desfile incluyó 45 formaciones militares, además de la exhibición de armamento avanzado como drones equipados con inteligencia artificial, cazas furtivos de nueva generación y misiles balísticos intercontinentales.
En su discurso, Xi proclamó que "el gran rejuvenecimiento de la nación china es imparable" y defendió que "solo cuando los países se tratan como iguales se puede salvaguardar la seguridad común y evitar que se repitan las tragedias de la historia".
El acto sirvió a Pekín para reforzar su narrativa sobre el papel de China en la derrota de Japón y en la contribución a la victoria aliada en Asia, en un momento en que busca mostrarse como una alternativa fiable frente a Occidente para países del Sur Global.
Además de Putin y Kim, también asistieron al desfile líderes de países como Irán, Pakistán, Cuba, Bielorrusia o Birmania, así como mandatarios de países del sudeste asiático como Camboya, Vietnam o Indonesia.