El papa Francisco decidió quedarse “hasta nueva orden” en la residencia Santa Marta en el Vaticano, adonde había llegado para el cónclave antes de su elección el 13 de marzo, ya que aprecia estar “junto a otros miembros del clero”, en lugar de mudarse al amplio apartamento pontificio.
El apartamento pontificio “está listo” tras realizarse pequeños arreglos al marcharse Benedicto XVI, pero el nuevo papa “permanecerá hasta nueva orden” en Santa Marta, indicó el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.
“Aquí entran 300 personas”, habría exclamó el Papa cuando le llevaron hace unos días a verlo para que decidiera las reformas que quería realizar en el mismo.
La Casa Santa Marta que fue preparada para alojar a los 115 cardenales electores con motivo de la celebración del cónclave hace dos semanas, cuenta con al menos 120 habitaciones, una de las cuales es la 201, reservada para el pontífice, pero que no había sido ocupada hasta ahora por el papa Francisco.
Humildad
El papa Francisco deberá imponer su estilo durante la primera Semana Santa que presidirá desde mañana jueves hasta el domingo, desde el lavado de pies en una prisión romana a la bendición “Urbi et Orbi”.
Francisco innovará a partir de mañana, cuando se celebre el tradicional “lavamiento de los pies” el Jueves Santo se celebrará en un centro de detención de menores de Casal del Marmo, en las afueras de Roma, en lugar de realizarse en la basílica San Juan de Letrán. Este cambio de lugar procura mostrar la importancia que este papa jesuita otorga a la cercanía con los más marginados. El pontífice celebrará la misa ante 35 muchachos y 11 muchachas de 14 a 21 años. Luego lavará los pies de 12 de ellos, de diferentes nacionalidades y confesiones. De este modo, el Papa procura recordar que Jesús lavaba los pies de sus discípulos, en un acto de humildad.
El exobispo de Buenos Aires acostumbraba celebrar la “Cena del Señor” en una cárcel, un hospital o un hospicio.
En rueda de prensa, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, no especificó si el Papa lavará los pies a muchachas, tal como ya lo ha hecho el cardenal Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, lo cual podría provocar críticas en círculos tradicionalistas.
Según la “expresa voluntad” de Francisco, la ceremonia será “sumamente sencilla” y la misa no se retransmitirá en directo.
En la misma jornada, en la basílica de San Pedro, conducirá la misa ante centenas de religiosos, una ocasión en que tendrá oportunidad de presentar los ejes centrales de su pontificado. El viernes, Francisco presidirá el vía crucis en el Coliseo. El año pasado, Benedicto XVI, muy cansado y sentado en un palio, escuchó las meditaciones de una pareja italiana sobre los problemas de la familia contemporánea. Este año, su sucesor podría participar parcialmente en el vía crucis.
Cabe la posibilidad de que el Papa cargue la cruz de madera por lo menos durante una de las 14 estaciones del recorrido que recuerda el camino hacia el Calvario de Jerusalén de Jesús, condenado a muerte.
El sábado, Francisco continuará la maratón con la velada pascal, que celebra en la noche de Pascua la resurrección de Jesús. En los últimos días crecía la expectativa sobre si el Papa mantendría la tradición o introduciría innovaciones para simplificar la ceremonia.
El domingo será el día de las grandes multitudes en la plaza de San Pedro, donde Francisco celebrará la misa de Pascua antes de pronunciar la bendición “Urbi et Orbe” (“A la ciudad y al mundo”).