Ciudad del Vaticano.- El cardenal maltés Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, es un moderado que durante el pontificado de Francisco ha buscado acercar el sector aperturista y el más tradicional de la Iglesia, y ha tenido contacto con todos los purpurados.
Grech, de 68 años, fue nombrado cardenal en 2020 por el papa argentino, con quien mantuvo un vínculo muy estrecho, una cercanía que ha llevado a considerarle una de las figuras encargadas de impulsar su agenda reformista, dado que, por ejemplo, siempre apoyó la búsqueda de formas de inclusión de la comunidad LGTB en la Iglesia.
Obispo de Gozo hasta 2019, cuando fue designado por Francisco como prosecretario del Sínodo de los Obispos, al año siguiente pasó a ser secretario general del organismo de este organismo, estructura puntal en el pontificado del argentino, con la que buscó mecanismos de cohesión para conseguir una Iglesia más unida y participativa.
Este fue un cometido en que el maltés se convirtió en pieza clave del papa, ya que entre 2021 y 2024 fue el responsable del importante Sínodo de los Obispos, un trienio de encuentros en que se exploraron formas de crear una iglesia sinodal, según el tema "Comunión, participación, misión".
Esta asamblea, que recomendó dar una mayor escucha y acogida a los fieles, aunque no logró dar más igualdad a las mujeres ni accedió al diaconado femenino, fue el marco donde Grech conoció a la mayoría de cardenales, obispos y representantes de amplios y variados sectores eclesiásticos, lo que le hacen una figura conocida para muchos.
También fue en el sínodo donde Grech tuvo que lograr un equilibrio para aunar las peticiones de los sectores partidarios de una Iglesia más abierta y los más tradicionalistas con una agenda más conservadora. Su alto perfil estos últimos años hace que sea una cara familiar, un elemento diferencial en un cónclave donde muchos otros cardenales no han tenido mucho contacto previo ni se conocen entre ellos.
Mensaje
Nacido en 1957 en la localidad de Qala, en la isla maltesa de Gozo, estudió filosofía y teología en el seminario diocesano de Gozo y fue ordenado sacerdote en 1984, tras lo cual cursó derecho civil y canónico en la Pontificia Universidad Lateranense y se doctoró en derecho canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino, ambas en Roma.
A su regreso a Malta fue docente en derecho canónico, tuvo distintas funciones pastorales y trabajó asimismo en varios cargos diocesanos. Entre estos, se desempeñó como responsable de relaciones públicas diocesano, como vicario judicial del Tribunal de Gozo y asimismo como juez del Tribunal Eclesiástico de Malta.
Grech ascendió progresivamente en la jerarquía eclesiástica maltesa hasta ser nombrado obispo de Gozo en 2005 por el papa Benedicto XVI, con 48 años. Adquirió así un papel central en la Iglesia maltesa, que encarnó también como presidente de la Conferencia Episcopal de Malta entre 2013 y 2016.