La guerra por la sucesión del poder en Venezuela, ante el declive de la salud de Hugo Chávez, comenzó y al parecer Cuba jugará un papel clave en definir quién heredará la jefatura del movimiento chavista.
Desde la semana pasada el vicepresidente y canciller Nicolás Maduro viajó a Cuba para conocer el estado de salud del mandatario y fue el encargado de informar a los venezolanos que habían surgido “nuevas complicaciones” y que no está “exenta de riesgos” cualquier salida.
El miércoles también viajó a La Habana el presidente de la Asamblea Nacional (parlamento), Diosdado Cabello.
Cabello se había negado a viajar a Cuba antes, conocedor que el favorito del régimen de la isla es Maduro, pero a última hora optó por viajar por menos de 24 horas.
Tanto Maduro como Cabello, los dos grandes pesos pesados del chavismo que lucharían por suceder a Chávez, regresaron y de inmediato comenzaron a presentarse en público junto al realizar una “inspección en una planta productiva”.
La misma fue aprovechada por Maduro para cambiar el mensaje oficial de la salud del mandatario.
De las “nuevas complicaciones”, ahora Maduro habla del retorno de Chávez a Venezuela, con la idea de venderle a los venezolanos en general y a los chavistas en particular que el fin de la presencia física del mandatario no es inminente, como ya lo habían asumido en Caracas.
Pero a pesar del nuevo discurso optimista, el vicepresidente y canciller Maduro optó por la realidad e indicó que Chávez sigue “dando la batalla” por la vida.
Actores
Cuba se convirtió en el gran árbitro en la lucha por quién asumirá el mando una vez certificada la incapacidad de Chávez de seguir en el mando o bien por su muerte.
La presencia inesperada de Cabello en La Habana solo confirmó que el fin es inminente.
Pero hasta la fecha no se ha filtrado ningún acuerdo o información de las negociaciones entre Maduro y Cabello durante las casi 20 horas que duró la presencia del jefe del legislativo en La Habana.
Guerra sucia
El diario español ABC, que informó de que Chávez se encuentra en coma inducido y que en la operación del 11 de diciembre le extirparon casi 50 centímetros de intestino delgado, informó que existe una guerra sucia entre Maduro y Cabello.
Y paradójicamente los dos acudieron a Washington para ganar puntos a su favor.
Maduro envió a su emisario Ry Chaderton a la Casa Blanca y al Departamento de Estado para indicarles que estaría de acuerdo en trabajar en puntos de coincidencia entre Washington y Caracas, además de aceptar el retorno de la agencia antidrogas norteamericana DEA.
Según ABC, la estrategia de Maduro es debilitar a Cabello con los señalamientos de Washington en cuanto a que el jefe del Legislativo fue el orquestador de una red de vínculos entre el narcotráfico y varios generales al frente de poderosos comandos militares.
Mientras Cabello también abrió canales de comunicación con Estados Unidos, según el diario español, y juega a la carta del anticastrismo.
Cabello presenta a Maduro como una figura de los hermanos Castro en Caracas, mientras que una eventual Venezuela bajo su mando tomaría otro rumbo y con un discurso menos antiimperialista, como el practicado por Chávez.
Mientras, Estados Unidos confirmó conversaciones con los venezolanos a cargo del gobierno, pero negó estar involucrado en una posible transición en Venezuela, declaró la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.