El secretario de Estado norteamericano John Kerry y su homólogo iraní, Mohammad Javad Zarif, mantuvieron el jueves una histórica entrevista bilateral en la ONU, en el marco de una reunión ministerial entre las potencias mundiales y Teherán para discutir sobre su controvertido programa nuclear.
El breve encuentro confirma el acercamiento entre Estados Unidos e Irán -que cortaron relaciones diplomáticas poco después de la revolución islámica de 1979- propiciado por el presidente iraní, Hasan Rohani, desde su llegada a la presidencia y al que su homólogo norteamericano, Barack Obama, se mostró abierto en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Al final de las reuniones, el canciller Zarif indicó 'la necesidad de continuar estas discusiones para dar el impulso político que se requiere y llegar a un acuerdo en un plazo razonable' sobre el programa nuclear iraní, que Occidente sospecha tiene como verdadero objetivo fabricar una bomba atómica.
De su lado, Kerry celebró 'un cambio de tono y un cambio de visión' de parte de Irán, aunque subrayó que quedaba 'mucho trabajo por hacer'.
Los cancilleres del denominado grupo '5+1' (EEUU, Rusia, Gran Bretaña, China, Francia y Alemania) y Zarif acordaron una nueva cita el 15 y 16 de octubre en Ginebra.
Zarif indicó que las potencias e Irán se pusieron como plazo intentar llegar a un acuerdo en un año, y que el nivel de la próxima reunión en Ginebra aún no fue establecido.
Según la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton, que presidió las discusiones en Nueva York, se trató de un encuentro 'sustancial, energético y con buen clima'. 'Tuvimos una discusión sobre cómo avanzaríamos con un calendario ambicioso para ver si podemos hacer progresos rápidamente', precisó.
El presidente Rohani, que ha adoptado un tono más conciliador que su confrontativo predecesor, Mahmud Ahmadinejad, aseguró que su país está comprometido en negociar 'de buena fe'.
'Estamos completamente preparados para comprometernos en un proceso para un acuerdo mutuo y negociado y a hacerlo de buena fe', dijo el mandatario iraní en una presentación en el Council on Foreign Relations de Manhattan.
Irán insta a Israel a declarar si tiene la bomba atómica
Pero antes de la reunión, Rohani instó el jueves a Israel a firmar el Tratado sobre la No Proliferación Nuclear y someter así al control internacional el arsenal atómico que se sospecha posee.
'En tanto existan armas nucleares, el riesgo de su uso, amenaza de uso y proliferación persisten. La única garantía absoluta es la eliminación total', sostuvo Rohani durante una reunión sobre desarme en el marco de la Asamblea General de la ONU.
'Casi cuatro décadas de esfuerzos internacionales para establecer una zona libre de armas nucleares en Medio Oriente lamentablemente han fracasado. Israel, el único no signatario del Tratado de No Proliferación, debe sumarse sin más demora', continuó.
Israel nunca ha confirmado ni desmentido las abiertas sospechas del mundo en el sentido de que posee el arma nuclear. El Tratado de No Proliferación exige a los países signatarios someterse al control de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
El gobierno israelí rechazó de inmediato el llamamiento iraní, acusando a Rohani de buscar desviar la atención del programa nuclear de Teherán.
'El hombre es un experto en trucos', dijo a la AFP el jefe de la delegación israelí en la reunión de la ONU en Nueva York, Yuval Steinitz.
'En lugar de anunciar que Irán finalmente cumplirá con las resoluciones del Consejo de Seguridad, trata de enfocar la atención sobre Israel', agregó.
En su discurso del martes en el plenario de Naciones Unidas, el mandatario iraní aseguró que su país no representa 'absolutamente ninguna amenaza' para el mundo y pidió a Obama que ignore a los 'grupos de presión proguerra'.
'Si (Estados Unidos) evita seguir los intereses a corto plazo de los grupos de presión proguerra, podemos encontrar un marco para administrar nuestras diferencias', señaló.
En esa misma jornada de apertura de la Asamblea General de la ONU, Obama afirmó creer 'firmemente que se debe intentar una vía diplomática', advirtiendo sin embargo que las 'palabras conciliadoras deberán ser seguidas de acciones que sean transparentes y verificables'.