Washington, Estados Unidos.- A pocos días de su investidura como presidente número 47 de los Estados Unidos, Donald Trump presentó su nuevo retrato presidencial, marcando un notable contraste con la imagen utilizada en su primer mandato.
Junto a él, también se reveló el retrato oficial de su vicepresidente, J.D. Vance, ambos publicados por el equipo de transición.
En la fotografía, Trump viste un traje azul oscuro, camisa blanca y una corbata azul, complementado con un pequeño broche de la bandera de Estados Unidos en la solapa.
Su pose y expresión destacan: una ceja levantada, los labios apretados y la cabeza inclinada ligeramente hacia abajo, proyectando una imagen desafiante y resoluta.

Por otro lado, J.D. Vance aparece con una expresión relajada, sonriendo y con los brazos cruzados, en un marcado contraste con la postura de Trump. Ambos, sin embargo, comparten una estética formal y uniforme, reflejando una unidad visual como líderes de la nación.
Este retrato ha generado comparaciones inmediatas con dos imágenes clave del pasado reciente de Trump: el retrato oficial de 2017 y la fotografía policial tomada en 2023 en la cárcel del condado de Fulton, Georgia, tras ser acusado de intentar revocar los resultados de las elecciones de 2020.
En aquella ocasión, Trump utilizó la polémica imagen para recaudar fondos para su campaña electoral, convirtiéndola en un símbolo de resistencia política.

En contraste con su retrato de 2017, donde Trump sonríe ampliamente y adopta una postura más tradicional, el nuevo retrato parece enviar un mensaje diferente. Según Quardricos Driskell, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad George Washington, “Trump puede estar adoptando una imagen desafiante, convirtiendo lo que fue un momento de adversidad legal en un símbolo de resiliencia y fortaleza”.

Driskell también sugiere que este cambio refleja una transformación en su personalidad pública, señalando una postura más combativa de cara a su segundo mandato.
El equipo de prensa de Trump calificó los retratos como “impactantes”, destacando su relevancia como símbolos visuales previos a la toma de posesión.
Publicados de manera oportuna, estas imágenes contrastan con el retraso de nueve meses que hubo en 2017 para revelar los retratos oficiales de Trump y su entonces vicepresidente, Mike Pence.
El nuevo retrato podría ser interpretado como un adelanto de la estrategia que Trump planea adoptar en su regreso a la Casa Blanca: un enfoque firme, resiliente y dispuesto a enfrentar los desafíos con determinación.