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Cruzados toman página y trajes de cómics

Las nuevas actitudes sobre la Policía también podrían estar afectando la forma en que se percibe a los combatientes de la delincuencia.

15.01.2012

Las nuevas actitudes sobre la Policía también podrían estar afectando la forma en que se percibe a los combatientes de la delincuencia. Aquí en Salt Lake City, por ejemplo, una patrulla del Lunes Negro que llegó al campamento de tiendas de Occupy Salt Lake City en una plaza céntrica en una noche reciente fue saludada muy cordialmente. Una vigilancia no policiaca, dijeron varios manifestantes, es más que bienvenida en estos días.

“Esto es exactamente lo que necesita suceder en el mundo; ya sabe, ¿por qué necesitamos a la Policía si podemos ayudarnos unos a otros?”, dijo Poyce Denikma, un exobrero de la construcción de 21 años de edad que ahora es un manifestante. “Están poniendo el ejemplo, un ejemplo asombroso, de lo que es necesario que suceda”. Otras personas que se toparon con la patrulla no estuvieron tan seguras.

“Sigo pensando en ello”, dijo Rebecca Vest, una residente de Seattle que estaba en Salt Lake City para la boda de una amiga y había salido a caminar. Vest dijo que el incidente en su ciudad que había involucrado al superhéroe con el gas pimienta había despertado algunas inquietudes.

“Pero pienso que en ocasiones la presencia de las personas ayuda, y ciertamente no se están ocultando”, dijo, después de posar para una fotografía con la patrulla del Lunes Negro. “Andan por ahí, abiertamente, 'Hey, aquí estamos’”.

Montgomery, o Nihilista, dijo que las máscaras están en todas partes una vez que uno empieza a mirar. Lo que se oculta o se revela con el disfraz, dijo, es la psicología básica de la vida de un superhéroe.

“Es casi freudiano”, dijo. “Cuando uno usa una máscara, realmente puede convertirse en lo que realmente es. Se vuelve una especie de droga”.

Reconoció que vestirse con lo que algunos podrían ver como un disfraz de Halloween algunas veces ha convertido a los patrulleros del Lunes Negro en blanco del crimen, o al menos de abusos. Pero dijo que la inteligencia y la razón casi siempre desactivan la tentación ocasional con borrachos u otros tipos que pudieran ver a los patrulleros como blancos de hostigamiento.

“Una vez que empezamos a hablar, realmente no nos ven como tontos o idiotas disfrazados”, dijo.

Últimamente, sin embargo, Montgomery ha estado patrullando menos y fungiendo más de padre. Tiene la custodia conjunta con su exesposa de su hija de cinco años de edad, Frankie, y Frankie se queda con su padre la mayoría de las noches. Pero los jueves y viernes va a casa de su madre, dejándole dos noches libres para disfrazarse y salir a patrullar.

“¿Trajiste tu colchita?”, le preguntó mientras se preparaban para dirigirse a la clase de jardín de niños de la pequeña en una reciente mañana de jueves. Dentro, los niños se preparaban para una fiesta; a cada niño se le asignó preparar un regalo secreto para otro estudiante. Aun antes del primer grado, Frankie estaba trabajando en secreto.

“Recuerda, eres un Santa Secteto”, susurró Montgomery a su hija. “No lo digas”.