Hondureños en el Mundo

Nos han devuelto un aliento de vida

Agradecen a EL HERALDO la oportunidad de reencontrarse con su madre después de 16 años. Los hijos de la migrante hondureña asegura que no soportan las ansias de volver a encontrarse con su madre.

13.04.2012

Juan Pablo McDougal es uno de los seis hijos de Regina McDougal, la hondureña que perdió la memoria en México y de la que no se supo nada durante 16 años.

Saber que su madre está viva y que dentro de unos días regresará a Honduras ha sido la mejor noticia que han podido recibir los hijos de Regina McDougal.

Sueño hecho realidad

EL HERALDO
nos ha devuelto un aliento de vida y nos ha dado más por qué vivir ahora”, expresó ayer Juan Pablo McDougal, uno de los seis hijos de doña Regina.

Cinco de sus vástagos la esperan en Honduras, una más está en Estados Unidos deseando tener alas para recibir a su madre tras la larga ausencia.

Regina emigró a México en 1995 y un año después sufrió un accidente en el que perdió la memoria. Hace unos meses, la terapia que recibió con ayuda del mexicano David Cervantes dio frutos.

Los nombres de sus hijos y el país que la vio nacer volvieron a poblar sus recuerdos.

Su deseo de reencontrarse con sus seres queridos fue publicado en ElHeraldo.hn
y desde entonces la vida de los McDougal ha tomado un giro de 180 grados.

“Anteayer (el martes) hablé con ella”, contó Juan Pablo. No obstante, reconoció que a través del auricular su madre no suena igual de lúcida que hace 16 años, como secuela del accidente que sufrió. Una razón más para que sus hijos la esperen impacientes.

“Queremos cuidarla”, dijo Juan Pablo. En medio de sus escasos recursos, los hermanos se han propuesto darle a su madre lo mejor que esté a su alcance.

“Ahora tenemos por quién luchar”, dicen con emoción, al recordar que hace tres años perdieron a su padre.

Reencuentro

Y es que, además del milagro de saber que su madre está viva, los hermanos McDougal agradecen igualmente el poder reunirse nuevamente. El vacío que dejó su progenitora creó también entre ellos una brecha que se cierra con su inminente retorno.

Las heridas que le abrían a Juan Pablo las celebraciones del Día de la Madre también sanarán con el retorno de doña Regina.

“Siempre que se acercaba el Día de la Madre me envolvía en sábanas y en almohadas para no escuchar bulla de serenata”. Tampoco iba a las actividades de la iglesia “para no sufrir”.

Doña Regina está en Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, y hasta su domicilio llegó ayer un médico enviado por la cancillería hondureña para evaluar su estado de salud.

Tres hijas y dos hijos la esperan en Honduras, desesperados por llorar en su regazo los años de ausencia y por celebrar con besos y abrazos el futuro que se les ha regalado juntos.

Encuentro será realidad gracias a aerolínea

Al saber que su madre vivía y estaba en México, sus hijos pidieron ayuda a la Secretaría de Relaciones Exteriores para traerla a Honduras.

Aunque la alegría que los llena es enorme, los recursos económicos son escasos para pagar un boleto aéreo.

Pero la incertidumbre y desesperación ante una espera que podía prolongarse por un tiempo indeterminado cedieron ante otra buena noticia: la línea aérea Copa ofreció traer a doña Regina McDougal.

La elaboración del itinerario está en marcha y el regreso de la migrante hondureña es cuestión de días.

EL HERALDO estará allí para compartir el momento inolvidable del reencuentro.

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