Tegucigalpa, Honduras.- En su cama muchas veces duerme con un ojo abierto y el otro cerrado tras la medida de deportación de Donald Trump. Eso es mejor que regresar a país, pues probablemente tenga asegurada su muerte tras poner un pie en tierras hondureñas.
Así es la vida de este migrante, aunque probablemente no es el único caso. El pasado 20 de enero, Trump asumió la presidencia de Estados Unidos durante el periodo 2025-2029.
Sí, tan solo tres semanas han pasado de su mandato y Honduras, al igual que otros países como México, Guatemala y Colombia, han recibido a centenares de migrantes. También ha hecho otros estragos, como con el tema de los aranceles, por ejemplo.
El tema focal ahora es el de los migrantes. Honduras ha recibido la llegada de aviones con hondureños deportados desde Estados Unidos hacia el aeropuerto Ramón Villeda Morales en La Lima, Cortés.
Mientras sus abogados le dicen que debería estar bien, que el proceso de asilo que inició hace un año debería protegerla, este migrante, cuyo nombre se mantiene bajo perfil por su seguridad, sigue escuchando constantemente rumores de avistamientos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
“Intentan aplicar políticas bastante estrictas con los inmigrantes en general, y creo que aún más con las personas que acaban de llegar al país. Al menos con el programa con el que yo entré, hay cierta inestabilidad, por así decirlo. Así que, por supuesto, eso aumenta la ansiedad y la preocupación”, dijo a CNN.
Entró a tierras norteamericanas hace un año usando una aplicación de teléfono de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP One), pero Trump la eliminó en su primer día en el cargo.
En Honduras, era periodista y sus trabajos sobre la corrupción política la convirtieron en un blanco débil. “No puedo regresar bajo ninguna circunstancia porque estaría arriesgando mi vida y la de mi familia”, afirmó. “Con Trump en el poder, todo lo que he logrado hasta ahora está en riesgo. Probablemente revisará mi caso y me obligará a regresar, algo que no me puedo permitir. Esa es mi mayor preocupación”.
Actualmente vive en Nebraska, un estado republicano que respaldó a Trump en las elecciones por más de 20 puntos. Ahora, en este estado vive una comunidad inmigrante llena de indignación y miedo.