Para Céleo Martínez, un lúcido niño de tres añitos, jugar, aprender y descubrir el mundo nunca estuvo en su agenda diaria.
Su jornada empezaba muy temprano, cuando oía la voz de su madre recordándole que debían partir juntos hacia el mercado, pues no podía quedar solo en casa.
Así, el día lo pasaba bajo un cielo de láminas casi oxidadas, sentado en cajones de ropa americana y viendo volar rodadas de mango que vendía su progenitora.
Pero desde que entró al centro de cuidado integral San Francisco, ubicado en la colonia del mismo nombre, todo su intelecto empezó a florecer como un astro.
Esa renovación, su notable participación, su sociabilidad con los demás compañeros, su ingenio para armar el lego y su creatividad para colorear, se lo debe a la transformación que sufrió su guardería.
Pero, en el fondo, el nombre de United Way Honduras aparece atrás del telón como el protagonista de esta historia que combina capacitación, voluntariado y proyección social para impulsar la estimulación temprana en las clases pobres.
Y es que esta asociación sin fines de lucro implementó este año el programa Nacer Aprendiendo, para atender las necesidades educativas de los niños entre cero y cinco años.
“El niño, en esta etapa de su vida, aprende del 85 por ciento de sus conocimientos, porque es la etapa de mayor crecimiento cerebral”, argumentó Janina Lima, gerente de desarrollo institucional y proyectos de primera infancia de la organización.
En ese sentido, United Way se propuso atender primero el punto más neurálgico y fundamental: transformar la gestión de las niñeras y niñeros.
Lima reflexionó que “no podemos hacer nada cuando son recomendados por política, entonces nuestra meta es capacitarlos y formarlos”.
De niñeras a gestoras
Los talleres de desarrollo infantil, nutrición, métodos de enseñanza, juegos y lectura del programa han llegado a 117 cuidadores que proceden de 56 centros de la capital, San Pedro Sula y Danlí.
Pero más allá, el objetivo también fue capacitar a estos docentes -que cargan con la inmensa responsabilidad de unos 5,300 niños- como gestores sociales, indicó Lima.
Por ello, también se les encomendó la tarea de desarrollar un proyecto en beneficio de su guardería, casa-hogar o centro de cuidado externo.
Al final, a la mejor propuesta se le entregan 50 mil lempiras para que pueda impulsar su iniciativa en favor de los infantes a cargo.
Y por ello es que el centro San Francisco estrenó hace poco una nueva área recreativa, pues de las humildes cuidadores nació la mejor idea.
Asimismo, United Way apoya a estas guarderías con materiales didácticos, financiamiento y canalización de voluntariado y ayuda.
También, fuera del programa Nacer Aprendiendo, la asociación ejecuta proyectos de educación financiera, mantenimiento de la White Dove School, de Santa Bárbara, e iniciativas de mejoras en comunidades rurales.
Las becas escolares y el apoyo al programa Caminando con Amor -de Embotelladora Sula y Hogar Enmanuel- se añaden a su lista filantrópica.