Ceferino Norales Chimilio tomó un tambor, de los que él ha elaborado, y golpeó el parche de cuero de cabra con las palmas y dedos de las manos; de inmediato el ritmo garífuna inundó el ambiente.
Como si les hubieran dado cuerda, sus manos no dejaban de sacarle cadencia a su instrumento autóctono. Norales no es un tamborilero cualquiera, desde niño se dedicó a ponerle ritmo a la vida y ahora a sus 73 años, siempre con sus instrumentos, busca mantener viva la cultura y la historia de su pueblo.
“Como vemos que el turismo puede crecer con el proyecto Bahía de Tela
(Indura Beach & Golf Resort),
entonces nosotros nos preparamos para poderle ofrecer a los visitantes nuestros productos típicos y tradiciones”, añadió.
En la comunidad de Triunfo de la Cruz,
Norales ha montado un taller donde elabora tambores, maracas y morteros para la machuca, una riqueza de la gastronomía garífuna. Gracias a su iniciativa hoy ostenta el cargo de presidente de la asociación de artesanos de la comunidad.
Pero él va más allá, ve en el proyecto Indura Beach & Golf Resort
una gran oportunidad para las comunidades. Partiendo de esto, como presidente, también, de la empresa turística Tres de Mayo, busca montar una empresa productora de guifiti, bebida embriagante herencia de sus ancestros.
“Pruebe un poco el guífiti y le da el visto bueno”, invitó tras dejar de sonar su instrumento de percusión. Aquel trago calentó inmediatamente la garganta, dejando en el paladar un inconfundible sabor a canela. “¿Qué le parece?”, preguntó sonriendo. ¿De qué está hecho? “De plantas medicinales, unas que se venden en el mercado y otras hay que ir a buscarlas en ciertos lugares de la comunidad”, respondió el artesano.
“Vamos a buscar un financiamiento para poder procesarlo en grande. Unos españoles, estadounidense y salvadoreños que vinieron como turistas y lo probaron, nos han estado llamando preguntando cuándo lo vamos a exportar. Esto generaría ingresos y trabajo”, prosiguió mientras invitaba a otro trago.
Destino
Norales considera a Tela
como uno de los mejores destinos turísticos
que tiene
Honduras.
Como artesano sueña no solo con vender más tambores; como productor de guífiti, con vender más botellas de esta bebida tradicional, y como habitante, que en la cima del cerro del Triunfo de la Cruz se construya un monumento que atraiga a los visitantes del complejo turístico de Indura.
Aparte del Parque Nacional Jeannette Kawas y sus playas de arena blanca, Tela ofrece a los visitantes el atractivo natural del Parque Nacional Punta Izopo,
área protegida por el Estado, hábitat del jaguar, sostuvo Anselmo Chávez.
En cuestión de turismo -prosiguió- “estamos tratando de organizarnos, estamos trabajando para tener una oficina de información para atender al visitante”.
Otro sitio que en el municipio atrae al visitante es el Jardín Botánico de Lancetilla.
Esta reserva biótica protege 1,281 hectáreas de bosque nativo, del cual un 85 por ciento es bosque primario y 15 por ciento es bosque secundario.
De su extensión, 322 hectáreas poseen plantas experimentales con especies de alta importancia económica. Mientras tanto Danilo Díaz, jefe de la oficina de turismo de la alcaldía, manifestó que con la entrada en operaciones de Indura se esperan más visitantes nacionales e internacionales.
Explicó que aparte de lo que tendrá Indura como proyecto turístico, Tela pone a disposición del visitante no solo el atractivo del Parque Jeannette Kawas, sino también el Parque Nacional Punta Izopo, la Biosfera del Río Plátano, Lancetilla y un arrecife coralino impresionante. Esta ciudad cuenta con alrededor de 32 hoteles para atender una alta demanda de hospedaje.
Así se muestra Tela al visitante: atractiva, rítmica, tradicional, histórica.
“Mire, cuando estaban buenas mis piernas bailaba y tocaba garífuna, porque ese es mi origen y estoy orgulloso de mi raza. Conozco mi historia, de dónde vengo y hacia dónde voy”, dijo Norales mientras le sacaba ritmo a otro de sus tambores.