La amenaza se cumplió. Los pescadores artesanales que desde inicios de la semana anunciaron la toma de la carretera Panamericana con el amanecer cerraron el paso en la vía de comunicación.
Unas 500 personas participaron en la manifestación para exigirle al gobierno mayor apoyo y evitar la captura y decomiso de sus instrumentos de trabajo por parte de la naval de Nicaragua.
Los manifestantes cerraron el paso para los conductores que viajaban en vehículos que portaban placas nicaragüenses y los ubicaron a la orilla de la carretera.
Los pescadores frenaron el paso de unos 30 furgones con placas nicaragüenses y amenazaban con llevarlos a Cedeño hasta obtener una respuesta de las autoridades gubernamentales.
El resto de los motoristas mantenían libre movilidad por la zona.
Ante las pretensiones de los huelguistas, agentes de la Policía que llegaron a la zona les informaron que en caso de ejecutar tal acción serían sancionados de acuerdo con la ley.
Según los agentes policiales, de cumplir la medida, serían acusados de secuestro y robo, por lo que desistieron de esta acción. La flota vehicular que tenían retenida los pescadores fue liberada hasta las 10:15 de la mañana.
Los conductores por su parte se mostraron molestos debido a que informaron que trasladaban productos perecederos como el camarón.
Luis Lacayo, conductor nicaragüense, dijo que no era justo que ellos perdieran por las faltas que cometen otras personas del gobierno nicaragüense.
“A nosotros nos dan un tiempo límite para llegar a Puerto Cortés y si llegamos después del tiempo establecido nos cobran 100 dólares de multa”, aseguró el conductor.
La protesta se ejecutó en el sector conocido como Santa Elena, durante unas cuatro horas consecutivas. Los protestantes portaban pancartas y el pabellón nacional, con el cual encabezaban la manifestación.
Respuesta
La toma inició a las 5:00 de la mañana y fue suspendida hasta que recibieron una llamada de Casa Presidencial a través de la cual el presidente de la República, Porfirio Lobo Sosa, prometió atenderlos.
Fabián Ordóñez, presidente de la comisión de pescadores del Golfo de Fonseca, dijo que la medida de parar los furgones fue solo “una probadita” de lo que les sucede a ellos en las aguas fronterizas.
“Nosotros lo que exigimos es que nos den mayor seguridad en el momento en que faenamos, ya que estamos cansados de que se nos trate como extraños en nuestra propia patria”, manifestó Ordóñez.
De acuerdo con Ordóñez, la situación que atraviesan ha sido denunciada en múltiples ocasiones, sin embargo, hasta el momento no reciben ninguna respuesta de parte del gobierno.
Los afectados exigen que se realicen patrullajes constantes por parte de la guardia naval hondureña en las zonas donde faenan y de esta manera se eviten los atracos por parte de los guardacostas del hermano país. También exigen que se les otorgue un bono para carburantes, ya que ellos adquieren el combustible a 125 lempiras el galón.
Isaías Cruz, pescador, tras ser informado de la petición del gobierno de enviar una comitiva a Tegucigalpa, dijo que, en caso de que no se les cumplan sus peticiones, tomarán medidas más drásticas.
Según el registro que manejan los afectados, unas 800 lanchas son las que salen a diario desde las comunidades pesqueras del municipio de Marcovia y se han visto afectadas por la marina nicaragüense.
Las pérdidas que reportan los marinos de la zona sur son millonarias, ya que les han decomisado lanchas, instrumentos de pesca y algunos han sufrido lesiones por parte de la guardia marina de Nicaragua.
Pese a las denuncias permanentes, las autoridades nacionales no han desarrollado ningún tipo de acción hasta el momento.
