Honduras

Luis Zelaya: Un tecnológico repleto de momias

25.10.2016

Pese a no dudar de su capacidad, hemos hecho una radiografía del aspirante presidencial liberal Luis Zelaya, quien deja entrever una carrera intachable en lo ilustrado, pero intuimos que más de alguien, desde la oscuridad, le azucaró el oído metiéndolo a la política para hablar de “cambios” rodeado de caras que se arrugaron en sillones estatales.

Zelaya, figura nueva dentro del liberalismo, prometió al lanzar su precandidatura unir el partido que, según dijo, despedazó otro Zelaya.

Imaginamos que el exrector de la Unitec apoyó, becó o patrocinó a estudiantes con excelencia académica de bajos recursos, pues aseguró que si llega al poder en las escuelas públicas se enseñará inglés de gratis.

Por eso dicen que del dicho al hecho hay un gran trecho cuando se tararea de ejecutar una metamorfosis en lo económico, en lo tecnológico, en lo social y en lo educativo, entre sinnúmero de débitos de personajes que media vida han vivido colgados de la teta pública. Alardear adelantos tomados de la mano con mujeres y hombres aprovechados es cinismo.

Un candidato a la Presidencia de la República no debe soñar avances vitoreado por individuos longevos en política, sacados del sarcófago.

De esos que cada cuatro años saltan llorando por los haraposos mientras chupan jugosas chambas. Aparte, siquiera por temple, sus futuros tropiezos, esas tarántulas que le restan mucho a su noble imagen.

Un hombre lozano que fantasea con eliminar del marasmo a nuestro país debe estar consciente de quiénes lo rodean o cuáles son sus “piezas clave” dentro de su movimiento político.

Luis Zelaya retoza eufórico por la educación escolar, pero ciertos de sus cercanos se niegan a educarse para darle chance a otras proles capaces y no sagaces.

Al segundo Zelaya urge pulirlo. Su discurso y perfil están flojos desde que jura “cambios sustanciales” para los hondureños y surge flanqueado por “estrellas” fundidas en dos y tres décadas de gobiernos.

Hasta damas engreídas de altruistas lo cuidan, pero son las mismas que no pudieron glorificar a sus esposos en codicias políticas. Aterrice señor Zelaya.

*Periodista