La empresa que mantiene las cámaras de seguridad en las calles de uno de los países más peligrosos del mundo las apagó desde hace semanas porque el gobierno no ha cancelado los millones de dólares que le debe.
La compañía ahora amenaza con suspender la frecuencia de los radios portátiles que usan los policías para comunicarse.
El ejército no recibe su salario de manera regular desde septiembre y solo el viernes pasado les pagaron parte del sueldo de diciembre. Los maestros protestan casi a diario porque desde hace seis meses el gobierno no ha podido pagarles mientras que los médicos se quejan porque desde octubre no hay suficiente insulina para los diabéticos, anticoagulantes para evitar los infartos o insumos básicos, gasas y guantes.
Las protestas hay que hacerlas con cuidado porque las calles se encuentran salpicadas de alcantarillas abiertas. Las tapas fueron hurtadas por ladrones nocturnos en completa impunidad.
Honduras, un país al borde de la quiebra desde hace meses, enfrenta una crisis fiscal y financiera mientras que los diputados del país se han demorado en aprobar el presupuesto general.
El país también una enorme deuda externa -5,000 millones dólares-, adquirida en los últimos cinco años y que equivale al Presupuesto General de la nación. A ello se suma una deuda interna de 2,900 millones de dólares. En 2007, otra deuda de 3,500 millones de dólares fue condonada por la banca multilateral.
La crisis financiera se suma a la sensación general de que Honduras es un Estado fallido con una de las tasas de homicidios más alta del mundo, tomado por el narcotráfico que ha invadido sus ciudades y costas y sin justicia constitucional desde hace mes y medio.
La parálisis del gobierno se extiende a funciones tan esenciales como identificar a sus ciudadanos. Las oficinas del RNP llevan diez días cerradas porque no han pagado los salarios a los funcionarios ni tienen tinta para estampar las huellas dactilares.
La Secretaría de Educación dice que el 96% de las escuelas cerraron varios días al año porque los maestros estaban en huelga. “Solo tenemos 180 medicamentos en stock (de los 350 que recomienda la Organización Mundial de la Salud tener)”, dijo a la AP Maritza Ramírez, jefe del almacén de medicamentos de la Secretaría de Salud.
“A todos los proveedores le estamos debiendo la licitación anterior. Corremos el riesgo de quedarnos sin nada”.
En muchas ocasiones, ante la falta de medicinas e insumos en los hospitales, médicos, enfermeras y personal piden a familiares de los pacientes que consigan la droga o entre ellos hacen colectas para comprar lo que necesiten.
“Definitivamente hay pacientes que no se curan de sus enfermedades por este problema”, dijo a The Associated Press la pediatra Lilian Discua, quien trabaja en el hospital Escuela de Tegucigalpa.
“Por ejemplo, un epiléptico que no toma su medicamento va a caer en crisis. Sucede”.
Expertos consultados dicen que la crisis ha sido alimentada por una mezcla de corrupción estatal, el hecho de que 2013 es un año electoral y la economía que ya estaba en dificultades.
“En muchos sentidos, el Estado ha dejado de funcionar”, dijo Robert Naiman, director de política del Just Foreign Policy, una organización con sede en Washington que busca reformar la política exterior estadounidense.
“Si siguen sin pagar a sus soldados, los soldados probablemente van a dejar de ser soldados, y tal vez pueden tomar otra acción”.