Héctor Espinal: 40 años de vida al servicio del bienestar de la niñez hondureña

Desde 1985, el periodista Héctor Espinal llevó esperanza a miles de niños y niñas de las comunidades más postergadas de Honduras, mediante los programas de Unicef

  • 04 de septiembre de 2025 a las 13:40
Héctor Espinal: 40 años de vida al servicio del bienestar de la niñez hondureña

Tegucigalpa, Honduras.- Hablar de la protección de la niñez y adolescencia en Honduras sin mencionar el nombre de Héctor Espinal es dejar un vacío en la plática que no haría justicia a la realidad.

​El oriundo de Nueva Armenia, un pequeño pero acogedor pueblo al sureste de Francisco Morazán, ha dedicado 40 años de su vida para que los niños y niñas de nuestro país tengan hoy en día condiciones de vida más humanas.

Egresado del capitalino y legendario Instituto Central Vicente Cáceres, como tantos de los que ocuparon sus aulas, se convirtió en un profesional exitoso en su rama, y ​​no tardó mucho en lograrlo; antes había estado en el Instituto Evangélico Minas de Oro.

A finales de la década de los 70, en 1979 para ser preciso, Héctor cumpliría otro de los anhelos académicos de su vida: estudiar periodismo en la máxima casa de estudios del país, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Los juegos de cipotes en su natal Nueva Armenia, al narrar las potras de las tardes, pronto se haría realidad. Sus primeros pasos en el periodismo y en los medios de comunicaciones nacionales los dio en Radio América, una de las emisoras más insignes en el país, allá por 1983.

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Su sueño de adolescente

"Lo hacíamos desde cipotes. Nosotros íbamos al campo de fútbol y nos encantaba narrar los partidos. La gente nos decía: 'pero eso no es periodismo'. Bueno, pero describe un hecho que a multitudes moviliza. De hecho, cuando ya me vi en el medio, yo me di cuenta quién sí movía al medio, sí deportes o las noticias generales; todo el mundo estaba en deportes", recuerda Héctor, con nostalgia, en conversación con EL HERALDO.

Héctor Espinal se retirará de forma definitiva de Unicef el próximo 21 de septiembre. Conversó con EL HERALDO sobre su trayectoria.

Cumpliendo uno de sus sueños de cipote, el novel Héctor René incursionó primero en los deportes, sin imaginar que su porvenir estaría un tanto alejado de esa temática, aunque siempre dentro del mundo de las comunicaciones.

Alejandro Casco, un buen amigo de Héctor, le notificó que ya no seguiría en deportes, sino que haría noticias generales en Radio América, "entonces yo hacía reportes sobre infancia, de dos minutos y medio: uno para el noticiero El Minuto, y cuando me quedaba chance hacía notas de vacunación y todo lo relacionado con infancia".

El inicio de su legado

Sin embargo, llegó el momento de dejar la América. Una oportunidad de trabajo en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) llamó la atención de Espinal, y fue así cómo dejó la capital.

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"Trabajaba en Copán, Lempira y Ocotepeque, donde la mortalidad infantil y la morbilidad infantil era altísima, y ​​​​el país iniciaba el control de enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias y a vacunar", rememora esos días en la década de los 80.

El aporte de Espinal, en esa materia, es tan grande que muchos niños de aquel momento, que ahora son adultos sanos, en gran medida lo deben a las campañas de prevención y vacunación que el protagonista de esta pieza periodística hizo para que los papás llevaran a sus hijos a los centros de vacunación en el occidente del país.

Héctor Espinal moderando uno de los eventos en los que participó Kofi Annan, entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

"Esa historia de 1985 y lo que hoy tenemos es un cambio total. Hoy hay centros de salud muy bien habilitados. Cuando a nosotros nos tocó trabajar, conseguir una refrigeradora para guardar vacunas era un milagro, conseguir un transporte o lograr entrar en la carretera era difícil", cuenta.

El tema de los niños no era un tema importante para los medios de comunicación hace 40 años, pero sí para Héctor y otros colegas que ayudaron a difundir los programas que él desarrolló en materia infantil. "Ahí nació el lema: 'Un país que piensa en grande, invierte en los más pequeños'; esto lo aprendí en Puerto Cortés, recuerdo", comparte Héctor.

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Su llegada a Unicef

Después de estar cinco años en Usaid, en 1990, un colega de él que trabajaba para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más conocido como Unicef, por sus siglas en inglés, invitó a Héctor a unirse al trabajo de este organismo internacional.

"Me dice: 'Héctor, tenemos una visita del director mundial de Unicef ​​​​acá a Honduras y ha seleccionado Copán por la mortalidad infantil altísima'. James Pigram, un señor que nos inspiró mucho, y él llega (a Honduras) con las sales de rehidratación oral, o sea, el sobrecito de litrosol", recuerda.

En la supervisión de los desastres provocados por el huracán Mitch, en 1998, en Tegucigalpa.

Espinal se recuerda que James Pigram empezó a contar el impacto que había tenido el suero oral o litrosol en la vida de los niños y que salvó y sigue salvando millones de vidas, pero que en Honduras, en primera instancia, nadie le tomaba importancia a ese producto.

Su llegada a Unicef, asegura, fue muy fácil y gratificante, ya que venía de tener vasta experiencia comunitaria en la reducción de la mortalidad infantil y morbilidad infantil en la zona occidental de Honduras y era el mandato preciso que Unicef ​​tenía en aquella época.

"Ellos llegaron, necesitaban apoyo en aquella zona y me dijeron: 'Héctor, ¿podemos trabajar con usted?' Claro que sí, les dije. Cualquier cooperante que quiera ayudar a un Estado como el de Honduras en reducir la mortalidad y la morbilidad infantil, bienvenido sea. Cualquiera que apueste a los niños y las niñas bienvenido es; no había por qué poner barreras ni límites", reconoce Héctor.

Siendo un profesional del periodismo con recorrido comunitario, Unicef ​​le ofreció a Héctor trabajar en comunicación para el desarrollo en la zona occidental. Posteriormente, pasó a trabajar en la Convención de los Derechos del Niño.

En el mundo se estaba aprobando la Convención de los Derechos del Niño y había que trabajar y hacer abogacía para que Honduras estuviera entre los primeros 20 países que firmara, ratificara y se adhiriera a la Convención de los Derechos del Niño. Eso fue en mayo de 1990.

"Venimos a trabajar para lograr ese objetivo de que hoy Honduras sea un país signatario de la Convención de los Derechos del Niño", expresa con orgullo.

Para lograr que Honduras se adhiriera a ese selecto grupo de países, Héctor trabajó en identificar quiénes tomaban las decisiones en el país en ese momento, así como explicar qué era la Convención de los Derechos del Niño a las máximas autoridades de nuestro país.

En esos días "me encontré con un gran amigo, el periodista Gustavo Palencia; trabajó para diario Tiempo en esos años y él me ayudó mucho con el Congreso Nacional, con la presidencia de la República y fuimos, explicamos en el Parlamento lo que era la Convención, nos dio una oportunidad de explicarle a los diputados. Yo nunca había ido al Congreso a hablar, ¡fue impresionante estar con los diputados!", rememora entre risas.

La iniciativa de la adhesión de Honduras a la Convención de los Derechos del Niño fue ratificada inmediatamente y nuestro país se convirtió en uno de los primeros en tener en su legislación la Declaración de los Derechos del Niño antes de que fuera aprobada en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Espinal tiene gran parte en eso.

Un cúmulo de logros

La dilatada carrera de Héctor Espinal en Unicef ​​​​Honduras le permitió impulsar una diversidad de proyectos y programas, todos en beneficio de la niñez y la adolescencia.

Uno de estos es la llamada Gran Revolución por la Supervivencia Infantil, además, la Convención de los Derechos del Niño, que vino a transformar la vida política del país, ya que esto permitió que se creara el Código de la Niñez y la Adolescencia y a transformar la Junta Nacional de Bienestar Social en un organismo en armonía con la Convención de los Derechos del Niño.

De igual manera, lograr convocar a todos los alcaldes hondureños para que invirtieran en la niñez, a los que se les denominó Alcaldes Campeones 1994 y también convocar a la Gran Conferencia Mundial por la Infancia en el áis. Pero lo que más destaca Héctor es el final del servicio militar obligatorio: los jóvenes que eran reclutados violentamente ya podían estar en sus centros educativos.

Entre sus conquistas está haber colaborado para la creación e instalación de 17 radios comunitarias en varios departamentos del país. Entre estas sobresalen la radio Garífuna en La Ceiba; Yamaranguila, Intibucá; Flor y Viento en Trujillo; en Olancho y otras más. Así como el canal de televisión Odeco, donde los niños y niñas garífunas divulgan sus programas.

Le tocó prepararse más

Por la relación con la diplomacia que debía de tener, Héctor Espinal tuvo que prepararse, siendo una de las asignaturas pendientes hablar y escribir en inglés, y obviamente se lo exigieron.

"Sí. Pero luego se comprendió perfectamente bien que había que respetar la entrada a personas de habla español o de otro idioma. Aprendí inglés, gracias a Dios. La verdad que no fue tanto el idioma el que lo facilitó (su trabajo), más lo facilitó, digo yo, como una especie de audacia", rememora.

En sus inicios es Unicef ​​viajó a Carolina del Norte, en los Estados Unidos, para aprender inglés y Comunicación para el Desarrollo, es decir,​ ​la​​​​​ gestión de medios de comunicación comunitarios, estudios que fueron fundamentales para seguir con su trabajo profesional en Honduras.

Facetas inolvidables

En 40 años de trabajo profesional enfocado en ayudar a la niñez de este país ocurrieron muchas cosas, hazañas, vicisitudes, muchas de estas que jamás se olvidarán.

Una de las que el cipote que creció en Nueva Armenia recordará de forma especial fue el trabajo que realizó en el programa Primera Infancia, entre 1985 a 1990. "Era difícil, porque se estaban muriendo nuestros niños. Polio, sarampión, difteria, tétano, tos ferina, muertes por deshidratación, por diarrea, la mortalidad era altísima. Setenta por 1,000 nacidos vivos, había que revertir eso".

Espinal recapitula que en ese momento de la historia había que crear una estructura a nivel nacional, que se llamó la División Materno Infantil, Supervivencia Infantil y luego se crearon centros de salud.

"Eso fue algo gigante. El país se ubicó en el primer lugar de América Latina en la vacunación, 95% de cobertura, vinculando al profesional de la salud, médico, enfermera, laboratorista, con la comunidad. la base comunitaria", manifiesta.

En mayo de 1994, el hondureño tuvo la oportunidad de viajar a Sudáfrica, con el fin de sostener una reunión sobre la prevención del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). El viaje coincidió con la toma de posesión presidencial de Nelson Mandela.

Cuenta: "Me fui donde el canciller de la República, Ernesto Paz Aguilar, y le digo: 'Voy para Sudáfrica'. Honduras no tenía embajada en Sudáfrica y era muy costoso el viaje. Entonces, me dice: '¿Vos nos podes hacer un favor?, ¿podés representar al país allá e ir a presentar credenciales?'". Héctor asegura se sintió orgulloso de lo que iba a suceder días después en Sudáfrica.

Cuarenta años de lucha, de buscar los mejor para la niñez del país, hoy son reconocidos por propios y extraños, por aquellos que vieron de cerca su trabajo tesonero. Tras 33 años en Unicef ​​y otro tiempo en Usaid, Héctor Espinal dice adiós a una prolija carrera institucional, pero no a lucha por la niñez.

"Hoy que ya me jubilo de trabajar en Unicef, pero no de trabajar con la infancia ni por los derechos humanos de las personas, siento que eso que miré en 1985, ahora puedo verlo con más claridad, lo que significa tener un estatuto vinculante y del cual el país está obligado a cumplir en gobiernos de distinto signo, pero que la niñez es la que prevalece y eso fue lo que me encantó", expresa.

Anuncia desde ya que seguirá trabajando, desde su trinchera, en pro de tener más niños y niñas felices en Honduras. Este país le agradecerá siempre todo su esfuerzo.

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Javier Flores
Javier Flores
Periodista

Licenciado en Periodismo, egresado de la UNAH. En la actualidad realiza la cobertura de la temática judicial para EL HERALDO. Profesional con 15 años de experiencia en el plano nacional.

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