Tegucigalpa, Honduas.- Con una frase que dejó boquiabiertos a muchos hondureños, el titular de la Dirección General de Protección al Consumidor (DGPC), José Enrique Santos, lanzó este lunes una crítica abierta al salario que percibe como funcionario público y al trato que, según él, reciben quienes intentan hacer bien su trabajo en el Estado.
“Yo gano más en la calle como abogado que en este pinche puesto”, soltó sin filtros durante una entrevista concedida a Radio América, dejando claro que su permanencia en el cargo responde a un compromiso social, más que a beneficios personales.}
De acuerdo con la planilla de la Secretaría de Desarrollo Económico, de la cual depende la Dirección de Protección al Consumidor, Santos tiene un salario mensual de 37,600 lempiras.
El polémico comentario fue parte de una intervención en la que Santos también expresó su inconformidad por no haber sido tomado en cuenta en el lanzamiento de la campaña de la Comisión Nacional de Prevención en Movilizaciones Masivas (Conapremm) en el marco de la Semana Santa.
“Aquí vivimos en un país donde aunque uno esté haciendo las cosas bien, le tiran volquetadas de tierra”, reprochó.
Más allá del tema salarial, Santos aclaró que la institución que dirige, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Económico, solo regula el precio de 30 productos de la canasta básica, y no tiene competencia para fiscalizar precios en supermercados o ventas ambulantes.
“No nos compete tampoco andar regulando los precios de supermercados, que si una burrita, que aquí que allá”, afirmó, al tiempo que comparó los precios de algunos alimentos con los de países desarrollados. “En otros países un huevo cuesta un euro, un cartón, 60 dólares”.
A pesar de las críticas, el funcionario aseguró que su trabajo al frente de Protección al Consumidor busca generar cambios reales y representar al pueblo.
“No lo hago por política, ni por nada, sino por justicia. El pueblo necesita alguien que luche por él”, concluyó.
Las declaraciones de Santos han generado debate en redes sociales, donde algunos aplauden su franqueza y otros cuestionan su lenguaje y el tono de su queja.
Su frase ya quedó registrada entre las más llamativas de la administración pública en lo que va del año.