Honduras

Discípulos de menno simons llegan a Honduras en 1950

Los menonitas son un rama trinitaria y pacifista del movimiento cristiano anabaptista, considerado como el impulsor de la segunda reforma radical de la Iglesia al exigir cambios más profundos que los planteados por Lutero.

26.03.2014

Las congregaciones evangélicas menonitas más liberales están en las ciudades. Sus cultos son tan alegres como los de cualquier otra iglesia.

Usan instrumentos musicales en las alabanzas así como altavoces y proyectores para evangelizar. Sus miembros visten como pueden y están disgregados en toda la urbe.

Aquí no hay más reglas que las estipuladas en la Biblia. Por venir de la reformas del cristianismo en el siglo XV utilizan las biblias protestantes, como la reconocida versión Reina-Valera. Para sus miembros no hay límite en el uso de la tecnología y siempre se les recuerda utilizarla adecuadamente.

Ahí, en el barrio La Plazuela, en pleno centro de la ciudad está la única iglesia evangélica que hay en la capital que abiertamente se identifica como menonita. Tiene 50 años de estar en ese lugar y su membresía no supera los 110 feligreses, esto muestra que estas congregaciones por lo general son pequeñas.

Su pastor Pedro Cálix, explicó que la iglesia menonita tiene unas 180 capillas en todo el país con unos 14 mil miembros.

Sobre el por qué no han crecido con su membresía explicó que las iglesias históricas no crecen porque “mantenemos esa radicalidad de las escrituras y, por otro lado, los mismos evangélicos se encargan de decirle a la gente que los menonitas somos una secta y la gente tiene cierto temor”.

Aunque sus cultos son alegres, no son como los de las otras iglesias evangélicas. La liturgia de los menonitas es un poco más conservadora que la de otros movimientos protestantes pero “preservamos los mandatos bíblicos como el de la santa cena, el lavatorio de los pies, lo que es el matrimonio y el bautismo”.

“Otro aspecto es que hacemos énfasis en el compartimiento de bienes, si hay una persona necesitada hay que ayudarle. Aquí se mantiene la tradición a la observancia de la Biblia, la comunidad de bienes, la ayuda mutua, la vida en comunidad, pero no tanto en las colonias ya que eso viene de los amish”, explicó el pastor.

Historia

Los primeros misioneros menonitas que vinieron a Trujillo, Colón, en 1950, eran originarios de Pensilvania, Estados Unidos. En aquel ambiente rudimentario y sin comunicación comenzaron a predicar un evangelio integral; su principal objetivo era dar a conocer la Palabra de Dios pero, al mismo tiempo, llevándole a la gente ayuda social.

De acuerdo con registros históricos, la iglesia menonita tiene sus raíces en el movimiento anabaptista que surge allá por 1523, años después de haberse iniciado la reforma promovida por Martín Lutero. El anabaptismo fue denominado la segunda reforma radical de la Iglesia. Fueron llamados los “radicales” de la reforma porque exigían cambios mucho más profundos a los planteados por Lutero.

El nombre de anabaptistas fue puesto como un apodo a la gente que no estaba de acuerdo con el bautismo de los niños.

La historia contempla que en enero de 1525, en un suburbio de Zúrich, los miembros del grupo decidieron bautizarse unos a otros. Al ser el bautismo de adultos una parte fundamental de su fe, casi inmediatamente se les empezó a llamar “anabaptistas” que quiere decir rebautizadores.

“Ellos -explicó Cálix- interpretaron, como lo seguimos interpretando actualmente, que el bautismo debe ser para gente adulta, que ya conoce el bien y el mal. Personas que ya pueden discernir de lo que es bueno y lo que es malo”.

Para los menonitas, la edad para bautizarse debe ser de los 12 años en adelante. “Encontramos en la Biblia, que Jesucristo cuando comisiona a sus apóstoles les dice: toda potestad les es dada en el cielo y en la tierra, por tanto vayan a las naciones y háganlos mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñándoles que guarden todas las cosas que yo les he mandado y yo aquí estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.

“Deducimos entonces por ahí que un niño no puede hacer confesión de fe porque no tiene discernimiento. Ese fue el punto de los anabaptistas, y por eso seguimos siendo anabaptistas menonitas. Ahora, la mayoría de las iglesias evangélicas aprendieron eso y por eso han cambiando con eso del bautismo”, añadió el pastor.

“Nosotros nos denominamos iglesia evangélica menonita pero nosotros no pertenecemos a la reforma protestante luterana sino que venimos de la corriente anabaptista, que se le llamó la reforma radical, que exigía ir a la raíz, ir a la Biblia, por eso les llegaron a llamar también los biblicistas.

Volviendo a la historia, a los seguidores del movimiento anabaptista se les persiguió fuertemente hasta dejarlos casi eliminados; los mataban los católicos por no estar de acuerdo con lo que hacían los papas en ese tiempo y también los asediaban los protestantes por no estar de acuerdo con la reforma luterana.

Las diferencias se presentaban en varios puntos como lo de la Santa Cena, algunos puntos de la misa pero el más fuerte era el bautizo que en griego significa sumergir, es un acto simbólico que representa tres cosas, muerte, sepultura y resurrección. El bautismo es una identificación pública con Jesucristo”, reflexionó.

En cuanto a si una persona puede ser cristiana sin ser bautizada, el pastor menonita explicó que si puede, pero el bautismo es una confirmación pública de que quiere ser un servidor de Cristo.

Acerca de la creencia de que si un niño muere sin ser bautizado no alcanzará la salvación eterna, Cálix manifestó que no pasa nada de eso porque desde ya el reino de los cielos es de los niños y “eso no lo digo yo, lo dijo Jesucristo. Nosotros lo que hacemos es que consagramos a los niños. Esto también es un principio bíblico porque hasta el mismo Jesucristo fue presentado en el templo. Cuando el niño crece lo adoctrinamos y luego lo bautizamos”.

Menonitas

Los menonitas también tienen su punto de partida en la historia del cristianismo. Cuando los primeros grupos anabaptistas concentrados en Suiza ya están diezmados casi hasta el exterminio, surge un líder holandés llamado Menno Simons, quien era un sacerdote católico.

En 1536, Simons rompe con la Iglesia Católica y se une a los anabaptistas pacifistas, y en medio de la persecución realiza una exitosa labor pastoral.

Un grupo de anabaptistas lo nombra su pastor, su líder. A sus seguidores comienzan a llamarles con el apodo de menistas, palabra que se fue deformando poco a poco hasta llegar a menonitas, definiéndose como una rama pacifista y trinitaria del movimiento cristiano anabaptista.

Estos menonitas se riegan por varios países de Europa, luego llegan a Estados Unidos y se establecen en Pensilvania. Ahí la historia comienza a bifurcarse, toma otro rumbo. Los menonitas que se asientan en Pensilvania van formando sus agencias misioneras y salen para varios países, África, India y América.

Estos menonitas que vienen a Centroamérica ya son diferentes. Los que vienen a Honduras en 1950 y comienzan a fundar iglesias son descendientes de alemanes y de suizos. Luego van creando congregaciones en diferentes partes del país.

El movimiento llega a la capital, donde ahí por 1964 se funda la primera iglesia menonita en el barrio La Plazuela, cuya visión establece el ser una iglesia enfocada en la formación de las personas a través del discipulado para dar testimonio de Jesucristo en el mundo.

Y como misión se plantea traer a las personas y hacerlas partes de la iglesia, adiestrándolas para que cumplan su ministerio y misión en el mundo a fin de que Dios sea glorificado”.

En “nuestra iglesia no se impone ninguna forma de vestir, seguimos lo que dice la Biblia, vestir modestamente. Otra de las tradiciones importantes heredadas de anabaptismo y más tarde del menonitismo es el énfasis en la paz, no estamos de acuerdo en la guerra, ni a participar en ella, trabajamos por la paz mundial”, dijo el pastor Cálix.
Amor Viviente

A pesar que la iglesia menonita, ubicada en La Plazuela, es la única que se identifica como tal, la iglesia Amor Viviente está considerada también dentro de la membresía del Congreso Mundial Menonita.

Amor viviente fue fundada en 1974 por la pareja misionera conformada por Eduardo y Gloria King de la junta misionera menonita del Este, quien al retirarse del país dejaron la congregación bajo la responsabilidad del pastor René Peñalba, quien en 1998 se retira de ella y funda el Centro Cristiano Internacional (CCI).

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