El adiestramiento generó gran aceptación. Los residentes de la penitenciaría de Juticalpa se mostraron disponibles para la formación que impartirían los bomberos de Juticalpa.
De manera voluntaria la mayoría de los privados de libertad se inscribieron para participar en la formación sobre técnicas de evacuación y manejo de instrumentos para apagar incendios.
El grupo al final quedó conformado por 60 varones, debido a que resultaría imposible lograr el manejo de todos los reclusos en el campo abierto.
Es así que comenzó la formación con instrucciones de tres agentes bomberiles de la estación de Juticalpa.
Mario Turcios, coordinador de una cuadrilla de extinción, informó que cada uno de los privados de libertad se mostró atento a las instrucciones y además demostraron que no están presos ante el conocimiento.
“Los participantes fueron disponibles y se enfocaron de manera permanente en las labores que les asignamos”, agregó.
Los reclusos fueron instruidos sobre áreas de evacuación, uso, cuidado y mantenimiento de extintores, camillaje y transporte de víctimas. Este tipo de formación es la primera vez que se realiza en el interior del centro penitenciario.
“Nosotros visitamos el penal con fines de prevención de forma rutinaria”, dijo Turcios. En la actualidad los agentes bomberiles pretenden desarrollar una jornada de evacuación con todos los reos, con el fin de adiestrarlos en cuanto a un posible fenómeno natural o incendio.
También se busca formarlos en primeros auxilios, con la finalidad de que puedan apoyar de inmediato en caso de una tragedia.
“Esto sería de gran ayuda ya que el hospital de Juticalpa queda a más de tres kilómetros, y si ellos conocen las reglas de primeros auxilios podrían salvar vidas”, aseguró el bombero.
La población del centro penal de Juticalpa es de 467 personas.
Una de las principales necesidades del centro penal de Juticalpa es un nuevo sistema de agua potable.
El centro de reclusión que posee el departamento de Olancho es considerado como uno de los más modernos. La obra fue ejecutada con apoyo de los pobladores de la zona y las autoridades gubernamentales. El promotor de la construcción fue el sacerdote Alberto Gaucci.
El proyecto se logró en 19 meses y en la actualidad es uno de los mejores ejemplos de la transformación que demandan los centros penitenciarios del país.
