TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cuatro agentes policiales involucrados en el asesinato contra el joven aficionado del Real España, Wilson Ariel Pérez Hernández, recibieron la medida de auto de formal procesamiento este domingo, luego de la resolución de la audiencia inicial.
Los procesados fueron identificados como el subcomisario Carlos Roberto Escobar Mejía, el subinspector Luis Armando Sauceda Santos, el agente de investigación Bayron Patricio Zelaya Gálvez y la agente Chelssi Patricia Sandres Hernández.
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A Escobar Mejía se le acusa de los delitos de asesinato, tortura y simulación de infracción inexistente, mientras que al subinspector Sauceda Santos por el delito de encubrimiento de asesinato.
Por su parte, al agente Zelaya Gálvez se le presume responsable de los delitos de encubrimiento de asesinato y encubrimiento de tortura y a la agente Sandres Hernández por el delito de falsificación de documentos públicos, específicamente, por la elaboración de un reporte de denuncia falsa.
DECISIÓN
Por lo antes expuesto, a Carlos Roberto Escobar Mejía se le decretó prisión preventiva y a los demás uniformados el juez les mantuvo las medidas sustitutivas impuestas desde la audiencia de declaración de imputado, es decir, que podrán defenderse en libertad.
LAS PRUEBAS
El Ministerio Público (MP), detalló que tras la investigación realizada por personal de la Unidad de Delitos contra la Vida de la Agencia Técnica de Investigaciones (ATIC) y de fiscales de la Sección de Investigación de Muertes Cometidas por Miembros de los Cuerpos de Defensa y/o Seguridad, Orden Público o Funcionarios del Estado, el 31 de mayo del presente año, es decir, el día que Wilson fue asesinado, dos equipos de policías asignados a la extinta Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) se dirigieron a la colonia Nueva Esperanza de San Pedro Sula e ingresaron a la vivienda donde él residía.
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El joven, al ver la presencia de las autoridades y al saber que era buscado por agredir a la agente policial, salió en veloz carrera por uno de los bordos del río Piedras, mientras los uniformados le realizaban disparos con armas de fuego.
Fue en ese momento que uno de los proyectiles impactó en la espalda del joven de 20 años, provocando que cayera herido sobre una acera. Logrando alcanzarlo de esa manera, los policías lo subieron a la paila del vehículo tipo pick up el que se conducían y según explica el documento, de manera textual, “ahí lo sometieron y lo torturaron, cuando lo trasladaban al Hospital Mario Catarino Rivas, donde murió”.
A pesar de las torturas, el dictamen de la autopsia determinó que la causa de muerte de Wilson fue por la herida por arma de fuego, ya que le provocó una laceración pulmonar derecha y hemotórax derecho, según lo revelado por las autoridades.
¿POR QUÉ LO BUSCABA LA POLICÍA?
Los hechos se desataron el 29 de mayo, cuando se disputaba la final de la Liga Nacional en el Estadio Olímpico de San Pedro Sula. El Motagua, de Tegucigalpa, y el Real España, que jugaba como local, se disputaban la corona del fútbol hondureño.
Al final del encuentro, el equipo capitalino resultó vencedor y como ha sucedido en otros partidos, la violencia se desató en las graderías: aficionados del Real España comenzaron a invadir la cancha y los asistentes al evento deportivo corrían de un lado a otro.
En medio del zafarrancho y mientras intentaba poner orden, una agente de policía que se encontraba en las gradas fue empujada por un aficionado que la pateó por la espalda, causando que ella rodara varios metros, hasta caer aparatosamente.
La mujer fue llevada a un centro asistencial, donde afortunadamente se constató que no tenía heridas de gravedad. Mientras tanto, su agresor, huyó en veloz carrera tras empujarla, sin que los demás policías que se encontraban en el área pudieran detenerlo.
El condenable hecho quedó captado en un video de otro aficionado, por lo que rápidamente se esparció por las redes sociales, causando indignación entre la población, que pedía un castigo ejemplar para el individuo, que no solo desafió la autoridad de la fémina, sino que la atacó por la espalda, sin que aparentemente ella le haya llamado la atención previamente.
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Esa misma noche, las autoridades policiales indicaron que “es cuestión de horas para capturar al agresor” y tras revisar ese video y las cámaras de seguridad ubicadas alrededor del estadio se reveló la identidad del atacante. De inmediato, se procedió a ofrecer una recompensa para quien lo viera o supiera de su paradero e incluso se emitió una alerta de búsqueda en su contra a través de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, dos días después, la misma Policía informó sobre la muerte de Pérez en un supuesto enfrentamiento entre agentes y pandilleros en la colonia Nueva Esperanza. Según su primera versión, ellos no sabían que a quien le habían disparado era al aficionado por el que se ofrecía una recompensa de 100 mil lempiras.
“Según el informe, él llegó vivo al hospital. Los policías se dieron cuenta de quién era él hasta que los médicos les entregaron la identidad de él. Se dieron cuenta que se trataba del individuo que estaban buscando ayer”, detalló el comisionado de la Policía Nacional, Miguel Martínez Madrid.
Imágenes del cuerpo de Wilson se comenzaron a filtrar en redes sociales y desde ese momento, junto a la extraña versión de las autoridades, las sospechas se levantaron entre su familia y entes de derechos humanos que apelaron a la autopsia y a una investigación profunda contra las personas que participaron en el operativo.
Tras meses de indagaciones se libró un requerimiento fiscal contra los cuatro policías, por lo que el pasado 15 de octubre decidieron entregarse a la justicia para responder por las acusaciones.