Roatán, Honduras.- El accidente de un avión de la Línea Aérea Nacional de Honduras S.A. de C.V. (Lanhsa), ocurrido el 17 de marzo en Roatán, Islas de la Bahía, y que dejó doce víctimas mortales y cinco sobrevivientes, evidenció la falta de preparación de la isla para enfrentar emergencias de gran magnitud.
El vuelo 018, con 15 pasajeros y dos pilotos, cayó al mar segundos después de despegar del aeropuerto Juan Manuel Gálvez, en su ruta hacia La Ceiba, Atlántida. Pescadores, que se encontraban faenando a pocos metros del impacto, rescataron cinco sobrevivientes.
Por el aeropuerto Juan Manuel Gálvez de Roatán transitan diariamente unos 1,200 pasajeros, y los fines de semana esa cifra se duplica. En Roatán operan dos aerolíneas nacionales que conectan con destinos como La Ceiba, Puerto Lempira, San Pedro Sula y Tegucigalpa.
Además, siete aerolíneas internacionales (United, American, Delta, TropicAir, Tag, Sun Country y Sun Wing) ofrecen vuelos hacia ciudades de Estados Unidos como Houston, Miami y Nueva Orleans, así como Canadá.
Kevin Solórzano, un comerciante de la isla, es de la opinión que “si no hubieran estado los pescadores cerca, estas personas no se hubieran salvado porque esos segundos fueron fundamentales para sacarlos. Ellos ya estaban ahogándose porque estaban golpeados y fueron llevados rápido al hospital”.
El comerciante agregó que “esto, que fue un avión pequeño que se cayó, se imagina que hubiera sido uno de esos grandes vuelos internacionales. Los bomberos del aeropuerto llegaron después y no preparados para tirarse al mar porque pensaban que el avión había caído en tierra, hasta después saltaron al mar”.
Los pasajeros heridos fueron trasladados desde el aeropuerto en patrullas policiales disponibles en ese momento, así como en vehículos particulares y las pocas ambulancias presentes.
Damian Feurtado y Aaron Watler son dos buzos de gran experiencia en Roatán que llegaron al aeropuerto como voluntarios para rescatar los cadáveres que quedaban bajo el mar junto al avión. Ellos bajaron a una profundidad de 160 pies y subieron el cuerpo del piloto Luis Araya y de cuatro pasajeras.

Damian y Aaron destacan la urgente necesidad de crear una comisión en la isla para responder ante emergencias de gran magnitud. Proponen que esté conformada por buzos, pescadores, líderes comunitarios y personal de diversas instituciones de rescate.
Aaron Watler dijo a Diario EL HERALDO que con este accidente demuestra la necesidad de preparar a más personas en toda la isla para estar listos ante emergencias como la caída de este avión.
"Es crear una comisión de respuesta inmediata para llamar a la gente que debe ser preparada y al tenerlos podemos decir, tenemos gente por cualquier tragedia. Como buzos estamos en toda la disposición de integrarla. La seguridad en el aeropuerto deben mejorarla, hay ciertas cosas que necesitan arreglar en estos casos", agregó Watler.
"Tenemos un aeropuerto a la orilla del mar y no hay lanchas de rescate circulando en toda el área, es algo que debe haber por cualquier emergencia. Los pescadores hicieron esa función y fueron fundamentales para salvar vidas", agregó Watler.
La isla carece de un hospital con infraestructura adecuada, personal altamente capacitado, equipo moderno y los suministros. En la actualidad, los servicios médicos se limitan a un centro hospitalario improvisado, lejos de las necesidades reales de los habitantes.
"No tenemos hospital, hay un improvisado, tuvieron que llevar a los heridos a un hospital a tierra firme porque no tenemos. Si hubiera sido un avión más grande con más gente, adónde íbamos a llevar a tanto herido, no estamos preparados para esto", puntualizó Watler.
Hugo Soler, gobernador de Islas de la Bahía, expresa que no pretende tapar el sol con un dedo: reconoce que la isla de Roatán no está del todo preparada para enfrentar una tragedia de gran magnitud, una realidad que también comparten otras ciudades de Honduras.
“Ya tenemos los cuerpos de socorro, está Copeco (Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos), los bomberos, Fuerzas Armadas y bomberos del aeropuerto, el problema es que todos quieren el protagonismo”, argumentó Soler.
El gobernador destaca la necesidad de equipos de respuesta, insumos básicos y también valora el potencial apoyo de personas externas a las instituciones, subrayando la importancia de colaboración y unidad para superar las limitaciones existentes.
Soler dice que los “bomberos tienen el conocimiento porque reciben capacitaciones cada año en diferentes áreas por parte de bomberos de Costa Rica, pero sí faltan recursos. Sabemos que necesitamos prepararnos, son cosas que uno no quiere que pasen, pero mientras tengamos un aeropuerto estamos expuestos”.
Fernando García, gerente del aeropuerto Juan Manuel Gálvez, aseguró que el equipo de bomberos de la terminal aérea acudió a tiempo para atender la emergencia del avión accidentado.
"Se recibió la alerta y los bomberos del aeropuerto llegaron rápido y se lanzaron al mar a rescatar a los pasajeros, lo que pasa es que solo se habla de los pescadores. Tenemos el equipo y recurso humano para estos casos", dijo García.
El gerente del aeropuerto señala que, según las normativas nacionales e internacionales, se garantiza tanto la asignación de unidades como la presencia de personal calificado. Además, este personal recibe entrenamiento continuo para mantener sus habilidades actualizadas y responder de manera efectiva a las necesidades.